11/1/2012 Navegando Fiordos, canal O´Higgins.

Anoche pasaron un reportaje de la vida de los pingüinos muy bien hecho con imágenes muy estéticas que aliviaban lo duro de sus condiciones de vida.

Toda su vida se centra en proteger su huevo. Mientras los machos van a alimentarse durante el verano, las hembras cuidan los huevos, ellos vuelven al inicio del invierno tras haber comido mucho para resistirlo, se turnan en la incubación del huevo protegiéndose del duro invierno en colonias apretadas mientras las mamás hacen un largo camino para encontrar como entrar al mar que se ha helado, para alimentarse.

Luego regresan a alimentar a sus crías ya nacidas si no se han muerto por el frio o los depredadores.

Realmente es una vida dura centrada en la familia lo que da mucho que pensar sobre el comportamiento humano al respecto.

Me da la sensación de que a François le ha afectado también, al acabar me ha comentado lo mismo, que le ha dado mucho que pensar.
Es lógico pues él tiene dos hijos y una mujer a los que ha dejado por dos meses para irse de vacaciones, seguro que hay toda una historia tras esa decisión que no se si me contará pero que me gustaría saberla.

Esta mañana a las siete nos han despertado por megafonía para los que quisieran ir a ver el paso por un estrecho de tan solo 200m. de ancho. Lo he estado observando desde el puente de mandos protegida del aire frio.

Es interesante ir oyendo las instrucciones de navegación, ver y sentir como el barco gira para sortear los islotes y como pasa con la tierra tan cerca a ambos lados.

Un barco varado en esa zona desde el año 1964 oxidado y lleno de nidos de pájaros que han aprovechado sus estructuras para hacer allí sus hogares.

Un pequeñísimo islote tiene una horrible escultura de una virgen, es la de los marineros de esta zona, al pasar por al lado han tocado la sirena tres veces en señal de saludo y respeto a su virgencita.

Por la tarde hemos salido de la zona de los fiordos doblando el cabo Pena saliendo al océano pacífico donde el barco empezó a moverse mucho más (ni de lejos tanto como en el Drake).

Por la mañana estuve con François en el puente, luego vimos otra película, esta vez de aves de la Patagonia.

Antes de la comida, en el hall estuve hablando con mi compañera de camarote Claudia, tiene 27 años, es de EE UU de madre colombiana, está viajando sola por un año antes de irse a vivir con su novio que la espera para formalizar una familia.

Cosas de hoy en día, la gente viaja sola o porque no tiene con quien hacerlo o porque dejan a la media naranja aparcada hasta la vuelta.

Hablando con Claudia sobre el libro autobiográfico de Nelson Mandela que está leyendo llegamos a hablar de la guerra del Vietnam. Ese tema la tenía muy sensibilizada y con lágrimas en los ojos me contó que su padre había estado en la guerra por obligación del servicio militar y que aún no había logrado restablecerse del trauma que le causó.

Es una muchacha muy inteligente y sensible. Desvié el tema a otras conversaciones para que se repusiera de las lagrimas……………………..Estos jóvenes son encantadoramente tiernos, la verdad es que mientras me lo estaba contando a mí también me saltaron las lagrimas empáticamente.

Como el barco se mueve ha desaparecido la mayoría del pasaje, solo estábamos un tercio pululando sin saber mucho que hacer, no se puede salir a cubierta por el viento y la lluvia, tampoco hay nada que ver, fuera todo es agua.

François y yo hemos estado en el comedor contándonos cosas, es bastante burlón, cuando le cuento algo me mira con ojillos de no creerse nada con una sonrisa sarcástica.

En la cena éramos pocos, acompañados del ruido de platos rotos en el bufet. Llevar las bandejas con las comidas sin caerse tenía su merito. Yo, con la experiencia del paso del Drake lo tenía todo más fácil, este no se movía tanto.

Por la noche nos han pasado una película no documental a petición mía, los pocos que quedábamos en pie nos hemos distraído un rato.

No estaba mal, una forma agradable de pasar el rato hasta la hora de dormir.