viernes, 20 de julio de 2012

3/4/2012 Cha das Caldeiras, Fogo



La organización del colectivo conocido por Hiace (Toyota) que unen Sao Felipe con Cha das Caldeiras es muy deficiente. Mi intención era marchar por la mañana estar todo el día en el volcán y bajar a la noche
Eso no se puede hacer con los coches compartidos ha de hacerse con taxi y piden mucho (50€) por lo que decidí cambiar de planes, en vez de pasar un solo día, me  hospedaría en el pequeño pueblo dentro de la caldera del volcán, por consiguiente me despedí de mi lujoso hotel.
El colectivo estaba en la plaza del mercado, su salida la tenía prevista para las once y media de la mañana. Como me quedaba mucho tiempo estuve paseando por las calles cercanas al mercado
.

Me salió al encuentro un caza turistas que me costó sacármelo de encima siendo amable con él por lo que tuve que cambiar el tono cuando vi que me perseguía hasta el coche colectivo y les decía al conductor que me pidiese más dinero.
Lo que pretendía era que le contratase a él para el trayecto. Viendo sus ardides y su poca ética le mandé a la porra.
En el mercado estuve viendo los pescados que tenían a la venta, en especial unos atunes enormes
.

A la hora que dijo el chofer que íbamos a salir, salimos, pero lo que no dijo es que luego íbamos a pasearnos por toda la ciudad recogiendo bultos, principalmente provisiones de alimentos, poner gasolina, llevarnos unos bidones de gasolina, recoger a gente a por el camino, etc
En fin que al final cogimos la carretera que sube al volcán a las doce y media pasadas
Después me he enterado que para bajar solo hay un coche de estos a las seis y media de la mañana
Entonces entendí que este servicio es para que los de Cha das Caldeiras bajen temprano a hacer los recados, compras y otros menesteres y los vuelven a subir al medio día. No cuentan con que sea para turistas, estos suelen ir en taxi.


A medida que íbamos ascendiendo la panorámica desde la altura permitía ver la ladera de la montaña de lava con el mar al fondo, cada vez más bonito. Se podía ver la silueta entrecortada por la neblina de la isla Brava, está muy cerca y es muy pequeña.
Lo alucinante fue la llegada a ese pueblo construido ilógicamente dentro de la caldera del volcán que permanece activo
.

Carmen, la que dirige todo el cotarro turístico en este lugar es de una familia extensa que viven desde hace muchas generaciones en este sitio, actualmente cuenta con 1100 habitantes.
Curiosamente aquí son de piel mucho más clara y los ojos verdes o azules son frecuentes. La historia es que un francés vino a instalarse en la caldera hace años, formando la aldea, tuvo muchísimos hijos.
Como no hay electricidad (se usan equipos electrógenos a ratos) ni en consecuencia televisión, la costumbre de tener mucha prole no se ha perdido.


De la mano de Carmen fuimos a conocer parte de la aldea familia suya, son 20 hermanos/as. Una de las familias visitadas tenían 40 hijos (doy por supuesto que algunos de ellos ya eran abuelos mientras seguían teniendo hermanos).
La organización de la parte antigua, algo más alejada era de casas redondas hechas con rocas volcánicas, recintos también circulares con las mismas piedras de esta inagotable cantera para resguardar el rebaño. El cultivo de uva es favorecido por las propiedades de esta piedra porosa que retiene la humedad nocturna proveniente del mar para que crezcan las vides dando grado al vino por la escasez de lluvia ya que el buen vino es de secano.


La parte actual, la más reciente, la construyen con horribles bloques de cemente prefabricados (ellos sabrán por qué pues son feos a rabiar) los más sensibles o más ricos los recubren con piedras del volcán.

Toda la aldea está dentro del cráter, tiene varias bocas, en un lado se encuentra la chimenea más alta de casi 3000 metros de altitud que está en activo, el último susto se lo llevaron en 1995.

Hay luna llena iluminando el volcán, luce mágico, majestuoso con una formación cónica perfecta de gran pendiente que pretendo desafiar mañana.


Carmen, la guía, tiene una personalidad muy peculiar ha sido toda una experiencia conocerla.

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