jueves, 19 de julio de 2012

4/1/2012 Navegando el lago Argentina, Los Glaciares.



Williams, el amigo de Duarte no se ha apuntado al crucero por los glaciares, se ha quedado descansando en el hostel.
La verdad es que yo tampoco hubiera ido, me siento algo resfriada como para navegar pero me alegro muchísimo de no haberme rajado, ha sido un día genial, unas vistas maravillosas con esos cielos tan peculiares y esa luz que exacerba los azules de los glaciares y el verde azulado de las heladas aguas del lago.


El catamarán era bastante grande, dos pisos. Muy cómodo y confortable con unos ventanales enormes para poder contemplar el paisaje sin tener que salir fuera si no se quería.
Estuve dentro gran parte de la travesía, solo salía cuando paraba junto a algún glaciar pues no deseaba empeorar este (de momento) leve resfriado.


Un día de sol jugueteando a esconderse tras las nubes de formas caprichosas nos ha acompañado en nuestra travesía de 6h.
Empezamos navegando el lago Argentino por su brazo norte hasta llegar al glaciar Upsala, muy hermoso.


Paramos junto a un monte para poder contemplar un cóndor que estaba reposando en el acantilado.
Como siempre que quiero fotografiar a un pájaro quedo bastante frustrada en mis intentos, generalmente es porque como no se están quietos ni un momento no atino a focalizarlos con mi objetivo.


Esta vez no tenía esa excusa ya que estaba sentadito, aún así las fotos están desenfocadas.

Nos acercamos por otro brazo del lago a otro glaciar que está seco, no llega al agua.

Posteriormente, a través del brazo Spengazzini llegamos al glaciar con ese mismo nombre. Espectacular, es uno de los más grandes.

Tempanos de hielo desprendido con sugerentes formas dan rienda suelta a mi imaginación.


Tras estas visitas, nos volvimos hacia el cuerpo principal del lago para entrarnos en el canal de Los Témpanos hasta llegar al glaciar Perito Moreno por su cara norte.
Es tan hermosa como la sur que visité ayer también con barco. Los desprendimientos son constantes, alguno de más volumen causando gran admiración a los pasajeros.


Mientras estaba esperando en el hall para ir al aseo se me acercó un joven que me preguntó mi nombre y procedencia, me dijo que le gustaban mucho mis ojos.
Muy sorprendida le agradecí el cumplido. Al salir del aseo me dijo que era marinero del catamarán y me entregó una tarjeta suya para que le llamara para salir por la noche a tomar algo juntos.


Le conté a Duarte la anécdota e hicimos cabilas si esta afición de algunos jóvenes por las mujeres maduras era por ranking (probarlas de todas las edades) por alguna fijación de la infancia o por motivos económicos.
Nos reímos mucho cuando le dije que debería ser muy desagradable acceder a los requiebros de uno de ellos recibiendo al terminar la factura por los servicios prestados.
Un rato más tarde lo encontré en cubierta mirándome fijamente. Sin importarle que estuviera acompañada se acercó y me dijo que si me podía sacar unas fotos con mi cámara, Duarte se alejó prudentemente y Sergio, que así se llamaba el marinero, se quedó hablando conmigo un rato, me contó anécdotas, consejos de que ver en Argentina y otras cosas.


Hablando de la web de couchsurfing a la que estoy asociada donde se puede ir a dormir a casa de otros socios sin pagar por la estancia, me dijo que podía ir a dormir a su casa si quería, me recordó que tenía su teléfono, que esperaba que le llamara, se fue a continuar con sus quehaceres en el barco.

EL día ha sido muy agradable, de gran belleza paisajística, esta zona de El Calafate no tiene desperdicio, no me extraña que haya tanto turista.

Mañana toca cambio de lugar, espero que el Chalten no me defraude

No hay comentarios:

Publicar un comentario