viernes, 20 de julio de 2012

23/4/2012 Despidiéndome de Santa María, Sal

















Último día de Santa Maria De Sal y por ende Cabo Verde.

Ha sido un mes de estancia en estas islas de lo más interesante. Muy diferente a lo que esperaba con muchas más interrelaciones humanas que playa.

Hay que reconocer que la visión de estas aguas cristalinas invita al baño solo me ha disuadido de hacerlo con más frecuencia  el viento algo frio para mi gusto.

He pasado la mañana en la piscina del hotel, está en un jardín con paredes como valla lo que evita el viento pudiendo disfrutar de nadar sin sentir frio.

He podido retrasar el encontrarme con Dino hasta mas tarde, es como un niño pequeño, no para hasta que no se sale con la suya.

















Hemos comido juntos y la cosa iba bien, hablando de sus vivencias, la familia, los amigos pero ha la que ha podido ha vuelto a la carga de decirme lo muy enamorado que está y que por favor le crea.
Analizándolo fríamente sí que creo que se lo cree.

Lleva 3 meses separado, vivía con su mujer y su hija en Luxemburgo. Todo eran problemas digestivos y alérgicos hasta que se separó y volvió a Cabo Verde, recuperó la salud a los pocos días de estar por aquí.

Estoy convencida que los que han nacido junto al mar en una pequeña isla perdida en el océano con contactos con el exterior solo a través del exotismo que acarrea en sus maletas los turistas no pueden ser felices en medio de la vorágine de las ciudades de asfalto y cemento con el monstruo del tráfico aderezándolo.

















También creo que los nacidos en ese medio no somos capaces (o por lo menos yo) asimilar tanta quietud, tanta falta de estímulo intelectual (cines, teatros, tertulias y otros etc que configuran mi mundo) supongo que llegaría a acostumbrarme si tuviera alguna labor de colaboración que justificase mi tiempo, el ver pasar un día tras otro sin más actividad que la de ir a la playa me costaría.

Así que descarto la insistencia de Dino a que me quede a vivir en Cabo Verde, tampoco acepto que, como me propone, venga él donde diga yo . A la vez me pregunto ¿por qué tengo que entrar en su juego?, ¿cómo consigue envolverme en su atmosfera de enamorados?
Decididamente ese chico puede conmigo, es tan insistente y persuasivo que es imposible mantener la cabeza fría para negarle lo que quiere. Ha llegado a conseguir que le prometa que nos veremos en Barcelona cuando vaya a Luxemburgo a ver a su hija.






















La que tendré que ir a hacérmelo mirar soy yo.










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