viernes, 20 de julio de 2012

24/4/2012 Primer día en Lisboa y último de viaje


















Parecía que nunca iba a llegar pero como todo lo que empieza acaba, este es mi último día de esta vuelta al mundo de 365 días.

El vuelo desde Cabo Verde a Lisboa duró solo tres horas y media pero el incordio fue que partió a las doce de la noche y llego a las cinco y media hora local. Entre que nos dieron de cenar en ese corto espacio de tiempo de vuelo y toda la parafernalia que eso conlleva de dormir nada.

Las vistas de Lisboa desde el cielo al amanecer son preciosas, una recompensa a la noche en blanco.

He tenido mucha suerte con el hostal que reservé. Además de estar muy céntrico, ser una casa preciosa habilitada a este fin con todo tipo de comodidades, el personal que lo lleva son geniales. El check-in tenía que ser a las doce de la mañana pero cuando les he dicho que no había dormido me han facilitado todo para meterme en la cama a las ocho de la mañana.

He podido dormir cuatro horas que bienvenidas sean.




















Me he conectado a internet para concretar quien estará en casa para abrirme la puerta el jueves y como suele pasar nadie, todos están desperdigados en sus ineludibles trabajos. Eso sumado a que es un día de huelga anunciada de controladores aéreos, he decidido, hablando con mis hijos por skype, coger el vuelo mañana que todo va ha ser más fácil.

Tomada ya esa decisión y con billete en mano, me dispuse a salir a disfrutar de esta bella ciudad las horas que me quedan para ello.

En cuanto he salido a la calle me ha llegado un flash back de hace treinta años que estuve aquí con Carlos. La luminosidad de esta ciudad, las colinas, los majestuosos edificios y sus bonitas calles me han retrotraído a esa época que también me sorprendieron las mismas cosas.

















Hace más frio que en Cabo Verde. He estado tomando el sol sentada en el suelo con otra gente ejerciendo de lagartija como yo a las orillas del rio con las gaviotas peleando para alcanzar esas migas de pan que un visitante les lanza al viento.

No imaginé que mi último día de viaje estuviera tan lleno de zozobra, no quiero volver pero no deseo continuar. Tendría que aclararme un poco y creo entrever que lo que deseo es pasar una temporada algo larga (concepto muy relativo) en algún lugar junto al mar, soleado que llene mí tiempo de sentido, no solamente el lúdico, me gustaría combinarlo con un voluntariado.

Trabajaré este tema mientras me aclaro también sobre otros temas muy importantes como el problema familiar que ha surgido..........................................................¿cómo podré ayudar?


















............................Y mañana será otro día.

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