jueves, 19 de julio de 2012

15/2/2012 Parque Nacional Santa Teresa



Esta mañana temprano he iniciado mi trekking playero hasta el fuerte del Parque Nacional Santa Teresa.
Son 10 km en línea recta pero serpenteando por la costa le he calculado 13 km.
Las playas que he ido atravesando eran muy bonitas, muy grandes y muy vacías………..¡Nadie¡
Claro que a las ocho y media de la mañana la gente está más bien durmiendo.


Con los pies mojados por las olas se me han pasado volando las tres horas de caminar por esas arenas que forman las playas (Playa Grande, Playa Barca, Playa Moza y …… no recuerdo el nombre de la otra) separadas por salientes de rocas proyectadas hacia el mar.

Mientras caminaba ha venido a mi mente anécdotas que viví ayer en el hostal.
Resulta que los muchachos que lo llevan (dos chicos y dos chicas) habían jugado a cartas ganando ellas.
Los mozos protestaban pidiendo revancha muy alterados. Una de las chicas, muy sosegadamente, le contesta “¡que revancha¡ si os hemos ganado dos partidas” Ellos insistían como suelen hacer los jóvenes cargaditos de testosterona.


Yo intervine preguntándoles si lo que les dolía era haber perdido contra mujeres, me dijeron rápidamente que no pero insistían en un nuevo juego.
Al rato los veo quejándose de su suerte nuevamente pues habían vuelto a perder uno de ellos me pregunta, “¿porque nos ganan siempre?” a lo que sin pensármelo demasiado les digo “cuestión de neuronas”
Entre risas me contesta uno “nos has golpeado con el taco”  yo les pregunto si no habían considerado la remota posibilidad de que ellas fueran mejores jugadoras que ellos.

Me reconocieron que eran buenas jugadoras pero con esa conmiseración del que se cree mejor.


“Chicas” le dije “dejaros ganar para que suba la autoestima de los mozos”
Es divertido observar cómo pasa el tiempo pero persisten las mismas formas,¡ lo que le cuesta al varon asimilar el ser vencido por una fémina¡
Llegada al fuerte Santa Teresa a las tres horas de caminata, me admiró lo bien conservado que estaba.
Pregunté y se me confirmó que está totalmente restaurado e incluso se han añadido elementos nuevos para hacerlo más parque temático.
En fin, no me convenció.


De allí me llegué hasta la pajarera que tenían encerrados a monos, pájaros y otros animales para fastidiarles a ellos y a mí que no me gusta nada verlos encerrados.
Ya que estaban allí intenté disfrutar de su belleza lamentando su cautividad.

Lo que si valía la pena es el invernáculo y el sombráculos (esos nombres le dan para el invernadero y las plantas a la sombra) realmente hermosos.

Estaban en un pueblecito de pocas casas de piedra muy bucólico y bonito. La zona ajardinada donde estaban estos recintos muy bella.


Un loro (¿o será una cotorra?) se empeñó en picotear el objetivo demi cámara logrando agarrar la tapa que me costo recuperar por lo fuerte que la tenía cogida. Yo vencí.

Estuve un buen rato en un observatorio de aves, cabaña semi oculta junto al lago para avistar aves, por suerte había una guía en un poster con la foto de las aves posibles de ver y sus nombres.

Como llevaba tanto caminando hice auto stop desde allí hasta la playa larga que está a unos dos o tres kms. de Punta del Diablo.


Terminé a las cinco de la tarde con una reparadora ducha y un rato de plática con los catalanes que están alojados aquí.
Son de Terrassa, dos chicos y una chica en busca de mejores oportunidades de trabajo que en España no tienen, está muy negro el panorama.
Empieza el éxodo, la emigración juvenil, no solo los licenciados y los de estudios superiores deciden abandonar el país que no les brinda la oportunidad de crecer, los de mano de obra menos cualificada también.
Ya veremos qué consecuencias acarrea todo esto.

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