jueves, 19 de julio de 2012

3/1/2012 Glaciar Perito Moreno, El Calafate



Navegando por el rio Rico, uno de los brazos del lago Argentino que rodea la península Magallanes tropezamos con un muro, una barrera de 60 m. de alto de hielo impresionante agrietada con azules fluorescentes en sus entrañas ocluyendo en su totalidad el paso por esa zona del lago.

La visión de esa enorme masa de hielo es tan impresionante que me hace sentir muy pequeña, una partícula minúscula en esa inmensidad. Sobrecoge tanta belleza.


Luego fuimos en autobús hasta el mirador.
Está en lo alto de una loma desde donde se puede abarcar la trayectoria de todo el glaciar, desciende desde la cordillera Pietrobelli de 2950m de altura formando un ancho rio descendiendo hacia nosotros entre montañas para caer la lago formando los muros que puedes verse por su cara norte y sur.
Avanza 2m. por día, eso produce tanta presión que es frecuente ver y oír desprendimientos con ese rugido característico y profundo como si se quejara de su suerte.


El mirador está compuesto de largos caminos de pasadizos de madera que descienden en diferentes direcciones con balcones para sentarse a contemplarlo por sus diferentes caras y a diferente altura.
Eso permite que no hayan aglomeraciones ya son varios kilómetros de pasadizos.


Sentada en una de los balcones contemplando largamente la actividad constante del glaciar con esos espectaculares partos.
Dejo pasar las horas pensando en mucha suerte que tengo de poder estar en estos sitios tan maravillosos que nos regala la Naturaleza preguntándome el porqué teniendo como tenemos este hermoso planeta azul lleno de belleza y recursos, gastamos dinero tiempo e inteligencias preclaras a la conquista de otros lejanos inhabitables planetas.
Creo que mejor invirtiéramos esos recursos en la conservación del nuestro.


Acompañada por Duarte, mi amigo portugués paseamos por este hermoso lugar.

Pero eso fue por la tarde, por la mañana estuve bastante estresada intentando sacar dinero del cajero con enormes colas de turistas con el mismo propósito que yo.
El estrés fue causado por las prisas (he perdido ese habito) tenía que estar a las doce y media lista para la excursión habiendo comprado antes la comida y reservado el hotel del Chaltén que me han dicho que también está a rebosar de gente.

Por suerte la tarde fue maravillosa, inolvidable por lo que cierro el día muy contenta y satisfecha.

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