jueves, 19 de julio de 2012

13/1/2012 Regreso al calor, Pucon



Esta mañana hemos llegado a Puerto Natales. El desayuno bien tempranito. Dormir, poco, escasamente cuatro horas.
Gaspar ha venido a despedirse deseándome lo mejor para mi viaje. Buena persona este oficial. Me sabe mal ser tan despistada sobre todo con la gente que no lo es. Ayer en el bar cuando me saludó me dijo que se había fijado en mi durante el viaje, me preguntó si me había dado cuenta, le dije que no y le pregunté su nombre.
La cara que puso me hizo dar cuenta que acababa de meter la pata, se me confirmó que así era cuando me dijo Gaspar, le dije que como el Rey Mago y en ese momento en mi mente pidió paso un recuerdo, ya se había presentado a mí el primer día en el puente, me dijo su nombre y añadió que siempre que decía su nombre todo el mundo le hacia la broma de los Reyes. ¡No tengo arreglo¡

Nada más llegar fuimos casi todos los pasajeros, o al menos los que me he ido relacionando, a la estación de buses para tomar nuevos destinos, solo François se quedaba un día en ese lugar que nadie da por bonito.
Por el camino me preguntó si ya había decidido dónde ir, le contesté que no que iría al sitio donde saliera el primer autobús cosa que le hizo reír.

Naturalmente era una broma, ya había decidido no ir a Chiloe porque me quedan pocos días hasta mi vuelo a Rapa Nui y no quiero ir escopeteada.

Me despedí del grupo de franceses, de los españoles y cogí el bus con Claudia que iba al mismo destino.
Dormí gran parte de las 6h que duró el viaje.
Al llegar a Pucón el calor era increíble, yo venía con manga larga y anorak, la gente iba en shorts y camisetas.

Encontré un hostal con una cama condicionada a que la ocupara a las once de la noche, no me importó ya que esta toda la ciudad sin alojamiento debido a un Triatlón que se hace mañana.

Es una ciudad turística con precios más elevados de lo normal. Es agradable por la imponente presencia del volcán que se ve desde cualquier punto.
Las casas son de tejados metálicos, ya he decidido incorporar a mi mente estética este inevitable hecho y empezar a mirármelas con otros ojos. A partir de ahora ya no me parecerán feas y ni mencionaré el hecho.

El calor produce esa laxitud e indolencia tan agradables del verano, da gusto caminar con poca ropa.

He contratado subir al volcán pero no estoy segura de conseguirlo, debería empezar a aceptar limitaciones de esfuerzos que antes me eran fáciles y ahora son retos.
Es demasiado empinado, son de cuatro a cinco horas de ascenso, no sé si estoy en forma pero si no lo intento nunca lo sabré.


El hostal que me he metido (no había otro) es un poco desastre, todos amontonados en poco espacio tanto en habitaciones como en espacios comunes. Está tan junto a la terminal de autobuses pudiéndose ver y sobre todo oír el trasiego de las idas y venidas de los vehículos.
Mañana buscaré otro alojamiento mas relajado.

No me han dejado la habitación libre hasta las once y media de la noche, hasta entonces he estado leyendo un libro que he cogido aquí pero que deberé dejar, así que no le tomo mucha afición.

Mañana será otro día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario