No me imaginaba tan grande la capital de Cabo Verde pues aunque no llegan a 200.000 habitantes es mayor de lo que había imaginado.
Hoy me he recorrido el centro, no es esto lo que quiero para este último mes de mi vuelta al mundo.
He estado hablando con Guilles, mi anfitrión. Es francés aunque domina bien el español. Me ha aconsejado que no me pierda la isla de Fogo, ni la Maio, ni la Santo Antao ni….en fin que menos la de Sal a la que tendré que ir si o si pues de allí sale mi avión a Lisboa, me las ha aconsejado todas.
Estoy algo indecisa, por una parte me gustaría visitar las máximas posibles ya que todas son diferentes pero por otro lado quisiera estar quieta más tiempo, disfrutar de la calma de la rutina cotidiana de un pequeño pueblo junto al mar, aburrirme de no hacer nada.
Mientras investigaba por la web los medios de locomoción entre islas recibí un cariñoso mail de Steeve diciéndome que me quiere a su lado..........................¡Peligro¡
Por la tarde me fui con mi anfitrión a una fiesta del Instituto Francés, es sorprendente, conocí a muchos españoles viviendo aquí. La fiesta fue muy amena.
Estaban de todas las procedencias y la comida era la típica de cada país allí representado ¡comí tortilla de patata¡
Estaban de todas las procedencias y la comida era la típica de cada país allí representado ¡comí tortilla de patata¡
Me hizo gracia el comentario de una sevillana que me preguntó cuántos días llevaba aquí, cuando le dije que llegué anoche me dijo “acabas de llegar y ya estas metida en el meollo de la vida de Cabo Verde”
La verdad es que tengo mucha suerte en mi viaje, siempre estoy en el mejor sitio, en el mejor momento.
Al acabar la fiesta nos fuimos a tomar unas copas en una terraza junto al mar con música en vivo de gran calidad. Es sorprendente lo bien que tocan grupos locales que podrían, si estuvieran bien apadrinados, estar en grandes escenarios mundiales.
Como anécdota divertida, en la mesa de al lado y sin ninguna parafernalia estaba el Presidente de la Republica de Cabo Verde tomando también unas copas, como si nada, como uno más.
Ha sido un primer día caboverdiano memorable, muy interesante.
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