jueves, 19 de julio de 2012

13/2/2012 Llegada a Punta del Diablo



Ese vuelto a hacer una maitada. Me puse el despertador contando con una hora de diferencia de mi móvil que creía tener con hora argentina y al parecer hizo el cambio horario automáticamente por lo que me levanté una hora antes de lo que pretendía.
Como toda la familia estaba dormida no quise despertarles, les dejé un paquete de galletas que sabía que gustaban a los niños y una nota de agradecimiento con mi mail.


Mil dudas enredaban mi mente entre si los despertaba para despedirme o les dejaba la nota. Después, cuando me percaté del error de la hora al pie de la carretera esperando el bus me supo mal la decisión tomada.
Mientras esperaba el camión que nos saca del Parque Nacional hasta la carretera, oía una conversación entre dos chicas que se habían sentado a mi lado protegiéndose del sol.


Eran pareja y una estaba esperando el camión para irse de casa, la otra lloraba desesperadamente. La que se iba le decía que le tenía miedo, que tenía moretones por todo el cuerpo, la otra la acusaba de lo mismo y yo me preguntaba sobre si la violencia de género entre dos mujeres debe llamarse así o no.


La conversación entre ellas duró los tres cuartos de hora de espera por lo que tuve conocimiento de las interioridades de una pareja de lesbianas. Me di cuenta que los patrones son los mismos que en las heterosexuales, cada una asume un rol y la violencia no es patrimonio exclusivo de hombres.
No subió al camión.
En mi nuevo destino tuve la suerte de encontrar un precioso backpacker con vistas al mar desde la terraza, muy acogedor y bien montado con habitaciones ventiladas y baño amplio, limpio y nuevo.


Ya instalada, puse en orden mi correspondencia pues los tres días de no conexión a la Red me acumuló trabajo para poner mi blog al día, buscar hostal en mi nuevo destino y contestar mails.
Recibí noticias de Duarte, al parecer tendremos un cuarto encuentro en Porto Alegre. Sorpresas de la vida, creía que ya nos habíamos despedido definitivamente aunque sabiendo que siempre le pasan cosas es posible que no se materialice ese último encuentro.


Un mail de Felipe, el uruguayo, diciéndome que había estado sin conexión, que me esperaba en su casa que fuera.
Me sabe mal pero ya no tengo tiempo, no quiero retroceder en mi recorrido. El17 tengo que estar en Porto Alegre para volar el 18 a Rio…………..Se me acumula la faena.

Punta del Diablo es un pueblo de mar, con los restaurantes y comercios característicos de las zonas de veraneo. La playa junto al pueblo no es muy grande aunque hay otras más alejadas.

Esta vez hice lo que debía, primer paso nada más llegar, ir a la tienda a comprar víveres para estos tres días. No están muy bien surtidas, eso me disgusta, me falta inmaginación para cocinar y sin lo conocido se me complica más.



A la caída del sol un paseo por la playa, cena en un restaurante local y tertulia antes de dormir con mis compañeros de hostal.
Las chicas tocando la guitarra y cantando, un buen final para este nuevo/viejo día.

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