jueves, 19 de julio de 2012

17/2/2012 Rio Grande do Sul, Porto Alegre



Ha hecho un calor insoportable, no se podía andar por la calle, mis chancletas se enganchaban al asfalto. 
He ido haciendo pequeñas escapadas para ver la ciudad, volviendo al hotel cuando la temperatura del cuerpo pedía a gritos aire acondicionado. Menos mal que está en pleno centro.

Cuando llegó Duarte esperamos que bajara más el sol para salir a patear la ciudad, un gran chubasco nos retuvo tomando unos cocteles refrescantes de fruta exquisita.


La tierra caliente del día de intenso sol con la lluvia caída emitía olores de tormenta de verano, de tierra húmeda. 
El calor no descendió con la ausencia del astro rey. A las diez de la noche estábamos a 30º C (durante el día a 38ºC). La sensación de sauna nos acompañó en nuestro recorrido por las calles de Porto Alegre.

Es una ciudad muy grande y con anarquía arquitectónica. 
Algunas plazas ajardinadas alivian la visión de tanto cemento. 
Un gran mercado repleto de restaurantes junto a la estación del único tren que tienen, cerca del puerto. 
El rio queda totalmente fuera de la vista por los edificios de almacenes de contenedores de mercancías.
Por la tarde cierra el mercado y la mayoría de restaurantes por lo que cenar fue ir a la busca y captura de uno que estuviera abierto.
Lo conseguimos, la comida en general es muy buena en Brasil.


Visité por la mañana una exposición de cuadros de Botero que me dejó conmocionada. 

Iba con mi cámara de fotos en mano en espera de fotografiar los que más me gustaran ya que siempre me cayó simpática la manera de pintar de este artista colombiano.
Salí sin haber tomado ni una foto, con el estómago revuelto y un nudo en la garganta.

Es difícil imaginar que un Botero que refleja en sus cuadros escenas amables, costumbristas y llenas de color rebosantes de gordura pueda pintar la violencia de Colombia con tanto desgarro, tan realista poniendo color pálido macerado a los muertos, balas en el trayecto a la cabeza de alguien que con ojos desorbitados pone cara de no saber porqué.
Secuestros con violencia y un sin fin de acciones violentas muy explicitas.

Un cartel rezaba que la intención del pintor era la denuncia de la otra realidad de Colombia que parece que está ya superada, pone que no quiere hacer dinero con el sufrimiento de su pueblo por lo que dona los cuadros a la galería de Arte Colombiano.

Supongo que debe de ser, si no bueno, por lo menos necesario el que la gente veamos estas cosas que nos sirvan de revulsivo para desecharlas pero yo no puedo con ellas.

Me pasó lo mismo en Vietnam con la exposición de los desmanes sucedidos allí durante la guerra con los norteamericanos, salí enferma.

En fin, es la cara mala del ser humano pues tras esta violencia y despropósito hay personas ejecutándolas sin que les tiemble el pulso ¿dormirán tranquilos?.................Supongo que sí.


Hoy he decidido impulsivamente un nuevo destino a mi viaje que me llena de ilusión, el 29 de marzo volaré a Cabo Verde.
Serán escasamente 3h y media y ya estaré en África, más cerca de casa y con unas de las más bellas islas del mundo a mi disposición para visitar y hacer submarinismo.

Para redondear, he tomado también hotel y vuelo para la hermosa y bien cuidada isla brasileña de Fernando Do Naronha, Parque Nacional protegido por su biodiversidad de especies, limitan el número de visitantes, no dejan construir casas ni que vayan coches ni animales, yo tendré la suerte de estar tres días allí con inmersiones que prometen ser maravillosas.

¡Lo mejor del viaje está aún por vivirse¡.

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