jueves, 19 de julio de 2012

21/1/2012 Paseando por Santiago



El Lonely Planet me está fallando mucho en Chile, hay informaciones erróneas en muchas cosas, entre ellas donde llegaban los autobuses desde Pucón a Santiago por lo que tomé un hostal en la zona que creía yo que llegaría pero no fue así.
Al parecer la persona que hizo el trabajo de investigador en este país no estuvo mucho por la labor, en el hostal viéndome con la guía en mano me han avisado de lo mismo, no debo ser la única que encuentra fallos en la guía.

El viaje en bus de 10h fue genial, menos una hora que estuve hablando con un chileno que estaba en el sillón cama de al lado, pase el resto durmiendo dulcemente balanceada por el movimiento suave del bus. Las carreteras de Chile están muy bien asfaltadas.

En general Chile esta como cualquier país europeo, no se nota en nada que estoy fuera de casa.

Llegue al hostal tempranito, como todos en la habitación dormían y yo eso lo tenía bien cubierto, me fui a pasear por las calles de Santiago en dirección a la Plaza de Armas.

El tráfico muy tranquilo, no sé si aquí los sábados se trabaja, es posible que la gente esté de fin de semana.
No he visto en mí deambular nada que me llamara la atención, nada diferente a lo que estoy acostumbrada.
La gente viste normal, no hay el exotismo de ver a los indígenas con sus coloridas vestimentas como en Perú o Bolivia.

Después de las experiencias tan excitantes en Pucón, esto es más monótono, la típica vida de la ciudad, menos mal que mañana vuelo a Rapa Nui, estoy muy contenta de esta nueva aventura, estaré alojada en un camping si todo va como he previsto.
Me gusta mucho la vida camping, tan en contacto con la naturaleza y predisposición de relacionarse con los vecinos. Ocho días en una isla perdida del Pacifico suena tentador.

He recibido un mail del encantador y curioso joven que conocí descendiendo del Fitz Roy, Diego. Es realmente una mente inquieta con muchos deseos de conocer, de saber, de preguntar, es algo indispensable para adquirir conocimientos.

También he recibido mail de un compañero del viaje a la Antártica que estuve bailando en fin de año con él en el famoso Backpacker FreeStyle.

He estado pensando la cantidad de gente que he conocido en este año, los buenos ratos compartidos, las historias contadas, todas las experiencias pasadas juntos.
Creo que eso enriquece el ánima, amplia la mente, me siento muy afortunada por haber conocido tantísima gente encantadora.
Con los que he perdido el contacto por internet, los llevo igualmente en mi memoria y evoco su imagen recordando conversaciones, comentarios, risas. Los llevo conmigo en mis pensamientos.

Seguramente esta ciudad da para más de lo que he conocido pero las ciudades no son mi fuerte por lo que me he retirado temprano a disfrutar de mi bonito hostal con piscina y salones de lectura en madera muy acogedores.
Se llama La Casa Roja por el color de la fachada es color burdeos.

Estoy leyendo “amigos absolutos” de John Le Carré, me está gustando.
Con esto de los libros no acierto a encontrar ninguno interesante en los hostales (los de intercambio) así que voy comprando y abandonándolos una vez leídos sin coger nada a cambio ¡mal negocio¡
Creo que la lectura tendría que estar subvencionada por el estado y ser tan barata como en Cuba, así quizá se fomentase algo más el leer.

Con mi libro en las manos doy por acabado este tranquilo y anodino día.

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