Esta mañana a las siete hemos salido Pam y yo de excursión a Litchfield Park. Nos recogió un microbús con una docena de pasajeros más.
Por el camino he recibido una llamada de Estefan que me dice que está mirando la posibilidad de coger 4 días de vacaciones y venir a Darwin a verme para despedirse de mí antes de que vuele a Bali. Le he dicho que me parecía bien, aunque pienso que es un viaje muy largo (de punta a punta de Australia)) para tan pocos días.
La primera etapa ha sido un paseo en barco por el rio Adelaide, curioso que se llame así estando esa ciudad tan lejos, el paisaje es hermoso, arboleda a ambos lados del río llenitas de pájaros alborotados con gran griterío, parece que se disputan territorio.
Al cabo de un rato de navegación ha parado el motor para dejar que sinuosamente se acercara a nuestra embarcación un cocodrilo hermosísimo de unos tres metros. Ante la presencia de un gran trozo de carne fresca atada a un palo ha hecho piruetas para alcanzarla ante el regocijo de los turistas que como ávidos paparachis hemos inmortalizado el salto del cocodrilo con nuestras cámaras fotográficas.
El espectáculo se ha ido repitiendo con diferentes cocodrilos en diferentes sitios.
Tras la pregunta de alguien de por qué vienen de uno en uno nos ha dicho el guía que no compiten entre ellos porque se temen ya que si se disputaran algo se enfrentarían entre ellos a muerte y la posibilidad de no ser el ganador frena muchos impulsos.
Luego se ha realizado algo similar con aves. Una muchacha (hija del barquero) les enseñaba el trozo de carne al aire, el ave con un vuelo raso se la arrebataba de la mano alzándose nuevamente hacia el cielo dibujando unas piruetas dificilísimas de captar con la cámara de fotos por su rapidez pero creándose un espectáculo delicioso a la vista.
Las aves rapaces que se nos han acercado eran Whititeling Kites y Black birds.
Desembarcados y en ruta de nuevo nos llegamos a "Termite mountains" donde hicimos una caminata entre los espectaculares hormigueros de termitas de gran altura llegando a los 4 metros algunos.
El panorama en su conjunto recordaba un cementerio ya que los monolitos que crean estas hormigas dan aspecto de lápidas alineadas.
El hormiguero más antiguo le llama "Cathedral Termite Mounds".
La comida tipo picnic de sándwiches como siempre que se va de excursión no ha estado mal.
La música en el coche de aborígenes famosos Geoffrey Yunupingu en su albúm Gurrumul. Es muy agradable.
Por la tarde hemos caminado hasta llegar a una cascada, la “Florence Falls” para acceder a ella hemos bajado por unas escaleras empinadas de madera que nos han ayudado a salvar el enorme desnivel.
La espectacular cascada deja a sus pies un remanso de agua formando una gran piscina donde hemos nadado.
He intentado llegar hasta debajo de la cascada (me tengo por buena nadadora aunque poco entrenada últimamente), al principio he adelantado terreno nadando contra corriente pero a medida que me iba acercando la fuerza de la corriente iba en aumento. Al llegar a un metro escaso de mi objetivo, la fuerza del agua contrarrestaba mi energía natatoria de forma tal que agotada desistí.
Lo curioso fué notar como en el momento que dejé de luchar contracorriente (es lo mío) el agua me arrastro en un segundo al lugar de partida.
Lo curioso fué notar como en el momento que dejé de luchar contracorriente (es lo mío) el agua me arrastro en un segundo al lugar de partida.
Olvidando mi frustración por la meta no conseguida disfrute del baño en las no demasiado frías aguas del río hasta que mi temperatura corporal me invitó a tomar algo de sol para recuperarla.
Al igual que la iguana que subía su temperatura mansamente extendida en una roca, así estuve un rato al lado de ella.
Subimos por el lateral de la cascada a una abertura con buenas vistas para fotos donde reímos por las poses adoptadas para ello por nuestros compañeros varones, eran muy divertidas.
En el descenso, más dificultoso, ayudé a una compañera de viaje que se quedó algo trabada en el desnivel asustándose por no saber cómo hacer para bajar la roca.
Nuevamente de viaje hasta llegar a Hold Falls, es un rio con varias cascadas pequeñas aunque con desnivel suficiente como para que te arrastre el agua si te coge desprevenido.
Entre una y otra cascada se forma una zona de agua embalsada con gran profundidad que da nombre al lugar por el pozo de agua que allí se forma.
Los muchachos saltaban haciendo piruetas, ninguna mujer participando del juego lo que me llevó a pedir a Pam que nos tirásemos nosotras también.
Al principio Pam no lo tenía muy claro, dijo que después de mí, me tiré, claro, si ellos pueden porque no iba a poder yo, fui aplaudida por la concurrencia y……. “Venga Pam, es tu turno”, todos correando que salte, ella no decidida aún me pide que salte de nuevo, así lo hago,” ya no hay escusa Pam es tu turno”..… lo consiguió, superó magníficamente sus temores y saltó.
Su salto es mucho más meritoso que los míos ya que fue capaz de superarse en sus miedos que en mí no me producían.
Lo mismo pasó en el desayuno, se nos dio la oportunidad de fotografiarnos con una hermosísima serpiente enroscada al cuello a lo que acepté encantada disfrutando de ello.
Pam superó su aversión hacia el animal consiguiendo finalmente hacerlo aunque confesó que no le produjo ningún placer.
Luego nos pintamos las caras con colores terrosos conseguidos por el frote de ciertas piedras que llevaba el guía mezcladas con agua.
Pamela me ha pintado mi cara muy a disgusto del guía que pretendía ser el protagonista único, además Pam lo hacía mejor por lo que se le notaba molesto pero Pam pasó de todo y no se achicó. Me hacía gracia oír sus comentarios en español para que él no la entendiera “mandándolo a freír puñetas” (en versión argentina) con una amplia sonrisa le desorientaba pidiéndole su opinión en la obra de arte realizada en mi cara.
Es genial esa muchachita.
Durante el camino hemos pasado por zonas en llamas. Son fuegos controlados con bomberos cerca. Lo hacen para quemar la maleza y evitar verdaderos incendios.
De vuelta a la ciudad hemos terminado la excursión en la misma playa que estuvimos ayer con una enorme diferencia, estaba atiborrada de gente……Que diferencia entre ayer sin nadie y hoy repleta de gente con sus cámaras en espera de una puesta de sol.
El motivo es que en los jardines anexos hay un gran mercadillo que recuerda a los de las ferias pues no falta de nada.
Hay una parada con esos instrumentos musicales tan largos de madera de eucalipto agujereada por termitas, pulida y adornadas. Se llaman Didjoridoos. Les sacan sonidos muy agradables y característicos de este instrumento (como cuando soplas por un tubo pero a lo bestia).
La puesta de sol espectacular, muy hermoso, una visibilidad fantástica ya que no había nubes.
Hemos acabado el día comiéndonos nuevamente una pizza en el mismo sitio que el primer día permitiéndome una cervecita con copa helada que cuando se raciona el consumo es más deliciosa.
La despedida de Pamela ha sido menos dolorosa pues no es un adiós sino un hasta luego. Es joven viajera y sé que la encontraré nuevamente o por España o por Argentina, así pues ¡hasta pronto Pam¡
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