jueves, 19 de julio de 2012

10/12/2011 Barça- Madrid en Sucre



No me lo creo ni yo, o mis posiciones inamovibles no lo son tanto o el estar fuera del terruño que me vio nacer me ha dado morriña como dicen los gallegos.

He visto anunciado en un bar que retrasmitían el partido de los eternos rivales Barça/ Madrid y me he decidido a ir.
La verdad que más llamada por la curiosidad de quienes iban a verlo y a favor de que equipo se posicionaban que del partido en sí.
Algo es algo, me vuelvo más flexible contrariamente a lo bien sabido de que con la edad nos hacemos más radicales en nuestras posiciones.
El partido me pareció aburrido en la primera parte, en la segunda y al final me pareció más emocionante pero sin pasarse. Sigo sin verle el encanto a este juego.

El Joys Ride Café que así se llama el local, estaba repleto de turistas viendo el partido y en una mayoría clara a favor del Barça, ¡que cosas¡


Por la mañana fui a un súper que tenía escaleras mecánicas de acceso al segundo piso. Una local típica, con su sombrerito y sus interminables faldas dudaba de donde poner los pies para subir, a todas todas era evidente que era la primera vez que se enfrentaba al diablo mecánico desorientador.

La entendí perfectamente pues aunque han pasado muchos años desde que yo sentí lo mismo que ella ante la primera escalera mecánica de mi vida, lo recuerdo como si fuera hoy y de primera mano pues nunca antes se lo conté a nadie por lo que recuerdo el original y no la última vez que lo explique (al parecer eso pasa con los recuerdos, se recuerdan modificados de la última vez que se evocó).


Era el Corte Inglés recién inaugurado en Barcelona, en la plaza Cataluña por el año 1962. Yo estaba como esa señora esta mañana mirando fijamente como iban saliendo de no se sabe donde unos escalones.
Como ella, no sabía donde pisar ni cuando, hasta que me decidí, puse un pie que se fue solo hacia arriba mientras tambaleando intentaba colocar el otro en el lugar correcto para no caer.

Ahora, cuando lo pienso, creo que nuestra generación es la que ha tenido que asimilar más cambios en la historia de la humanidad y la tecnología. Con lo fácil que es subirse a una escalera mecánica cuando ya sabes de qué va y lo misterioso que es la primera vez.
Me pasé subiéndolas y bajándolas con mi inseparable amiga Ana Mª toda la tarde hasta que el vigilante se hartó y nos hecho a la calle.


Paseando me he llegado a las fuentes de la plaza Bolivar que son luminosas y hacen espectáculo musical todas las noches.
Sin restarles merito, no tienen comparación con las de Carles Buïgas (1929) el diseñador de las fuentes de Montjuic que murió sin el reconocimiento merecido a pesar de ser el que creó las fuentes luminosas más bonitas del mundo.

Mañana volaré a Santa Cruz, está a 400m del nivel del mar por lo que espero se me destape la nariz y empezar a respirar con normalidad.

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