10/6/2011 Borobudur Temple, Java

Monumento budista que ha sobrevivido a las cenizas del Gunung Merapi (última erupción este mismo año), a las bombas terroristas y al terremoto del 2006.

Renovado en dos ocasiones la última patrocinada por la Unesco en 1973-83.

El nombre de Borobudu viene del Sánscrito “Byara” que significa templo y del idioma balines “Beduhur” que significa encima del cerro.

Está compuesto de 2.000.000 de piedras.
La forma, vista desde el cielo es de stupa en la parte superior y pirámide nivelada la inferior de forma cuadrada de muchos ángulos típica de la arquitectura Javanesa.

No hay espacio interior, todo el templo se contempla desde el exterior rodeándolo en sus diferentes niveles:

El primer nivel más bajo contempla la vida humana llamado “Kamdhatu”con sus pasiones (reflejado en sus bajorrelieves)

El segundo nivel contempla el control de los deseos humanos de sus pasiones pero aún sujeto a la forma, es el “Rupadhatu”

El tercer nivel es el “Arupadhatu” que es el nirvana, superación total de las pasiones humanas, estado de pureza.

Hay 504 estatuas de buda encerradas en las stupas con agujeros. (Una de esas stupas no tiene la tapa y se puede ver la escultura de buda de su interior).

Las posiciones de la mano derecha de Buda en los diferentes bajo relieve tienen significado propio, por ejemplo:

Si tiene la mano derecha hacia arriba con índice y pulgar haciendo un circulo es “Witarka mudra” actitud de enseñar y predicar.

Si tiene la mano derecha hacia arriba con todos los dedos juntos es “Abhaya Mudra” no tengáis miedo del peligro.

La mano derecha extendida hacia abajo “Wara Mudra” simboliza amor.

Recomiendan entrar en el templo por la puerta de la zona oriental (refiriéndose a los pasillos siempre externos que rodean el templo en diferentes niveles) y en cada nivel darle la vuelta en sentido de las agujas del reloj.

Todos estos pasillos están llenos de bajo relieves en sus paredes y budas encima de sus muros.

El relieve que representa el nacimiento de Siddhartha que su madre murió a la semana de nacer él me llamó la atención puesto que leí el libro hace 30 años (mis hijos tenían tres años) con ese título que explicaba la vida de ese personaje que llegó al Nirvana y que dejó en mi una profunda espiritualidad que duró varios años.

Llegamos al templo con el bus de servicios públicos privados, es decir una compañía que da los servicios públicos a los autóctonos pero que es de capital privado con lo que a nosotros nos cobraron mucho más que a los locales. No dan billete a nadie y hay dos jóvenes colgados de las puertas del bus (no las cierran nunca) llamando a la gente a subir, si alguien les hace la señal paran a recogerlo.

Lo de que paran es un decir ya que los suben casi en volandas y casi sin llegar a parar del todo reinicia la marcha, lo mismo para bajar.

El templo impresiona nada más verlo en la distancia y sigue impresionando” in crescendo” a medida que te acercas.
Las fotos siguen sin hacer justicia de la visión directa del templo.

Lo curioso es que no hemos encontrado turistas europeos, eran todos orientales lo que ha creado una situación muy divertida.
Caminando por las terrazas purificadoras en sentido de las agujas del reloj tal y como aconsejan, observando los hermosos bajorrelieves, he encontrado a un grupo de jovencitas que me ha pedido si podían hacerse una foto conmigo. Encantada he posado con ellas.

La segunda vez que me lo ha pedido un grupo de chicos, le he preguntado a Miguel si tenía algo raro en la cara, me ha dicho que no.

La tercera vez me he medio mosqueado por dentro mientras sonreía para la foto.

La cuarta vez lo he comprendido todo, nosotros éramos los diferentes, me ha relajado al observar que un grupo de jóvenes le pedían a Miguel posar con ellos.

La quinta vez encontraba la situación de ser "la rara" divertida, me parecía bien pues ya entendía de qué iba pero ya empezaba a ser cansino.

La silueta del volcán Gunung Merapi se recorta en la distancia, más cerca de lo que veíamos desde el templo de Prambaran.

Comimos en un precioso restaurante para turistas claro, son bufet libre en un entorno ajardinado y muy limpio todo por solo 10 euros (en este pais eso es mucho).

La vuelta fue gracioso que estábamos caminando hacia la estación de autobuses, encontramos al ayudante del conductor del autobús que tomamos a la ida. Nos venía a buscar para volvernos en su bus y que no cogiéramos otro (se comunican por móvil y saben exactamente dónde estamos y lo que hacemos).

La vuelta en el bus ha sido divertida, hablando con niños que estaban muy contentos de que fuéramos con ellos en el bus y más aún cuando con nuestro diccionario en mano les hablábamos en su lengua (lo intentábamos) se reían y nos rectificaban.

Llegados al hotel y descansados fuimos a tomar una cerveza de despedida, yo volé a Denpasar esa noche.

Es posible que aún nos veamos por Vietnam.

Por unos momentos, mientras esperaba el autobús para el aeropuerto he sentido soledad.
Luego he pensado que era lógico pues había pasado 6 días junto con Miguel. Me he vuelto a sentir bien al comprender el motivo me mi estado anímico. Las sensaciones anímicas son mutables según la predisposición mental.

El aeropuerto de Yogya es muy divertido, está al lado de la carretera. El bus público (este sí lo es, da billete y cobra lo mismo a todos) para, me bajo del bus entro en el edificio del aeropuerto a 20 metros de la parada y salgo por la otra puerta a la zona de embarque donde aterrizan y despejan los aviones.

Entre eso y que la gasolina no debe estar muy refinada, el aire de estas ciudades está muy polucionado.

Llamé a Miguel, el primo de Javier y quedamos para vernos al día siguiente en Kuta.