jueves, 19 de julio de 2012

11/8/2011 Sapa, Vietnam


Agua, agua y más agua……Esto de estar todo el día húmedo empieza a ser pesadito aunque no nos achanta la lluvia para hacer las excursiones previstas.
Las cinco horas de caminar por la montaña adentrándonos en las dispersas aldeas han sido muy gratificantes.
Los arrozales dispuestos en bancales para salvar los desniveles de la montaña confieren un aspecto verde escalonado al paisaje de lo más vistoso.


La lluvia ha parado nuestro ascenso en el colegio de un pueblo donde nos hemos refugiado un rato hasta que ha aminorado.


La excursión nos la hemos improvisado Marta, el italiano y yo ya que el guía se ha presentado esta mañana a las nueve con un cortejo de lugareñas ataviadas con los trajes de la región y cestos con sus labores manuales con el propósito de que se las compremos.


Hasta aquí todo más o menos bien, ya se sabe que eso es lo que los turistas han de soportar pero el problema ha estado en que ese grupo de unas diez mujeres ha venido acompañándonos todo el camino.
Le hemos preguntado al guía de que iba aquello y nos ha soltado una parrafada de que habían madrugado mucho y venido de sus aldeas para ofrecernos sus labores que nos acompañaban porque el camino era difícil y nos auxiliarían.


Toda extrañada le he preguntado de qué manera nos iban a ayudar en un camino difícil, si es que iban a llevarnos en brazos.
No me ha querido entender, hemos seguido todo el sequito, a los dos kilómetros he parado al guía y le he dicho que a nosotros nadie nos había preguntado si queríamos ir acompañados, que eso era una imposición que nos hacia él sin mediar nuestra voluntad que pese a que son encantadoras todas no me parecía correcto que no se nos preguntase si era eso lo que queríamos.


Viendo el mosqueo mío por el tema y la posición unánime del resto del grupo no sé cómo ha sido pero a los pocos metros ya caminábamos sin sequito.
Creo que es muy violento llevarse de paseo a nuestras pretendientes vendedoras, es una coacción que se sale de todo regla.
Al medio kilometro de camino nos dirige a una macro tienda de regalos para hacer compras.
Ha sido el colmo de la manipulación, eso no estaba en el orden del día del recorrido de la excursión.
Le he dicho que no pensaba entrar allí, que no pensaba comprar nada, que yo estaba allí para disfrutar de la naturaleza y que si era esa la forma que tenia para hacernos de guía yo me iba por otro lado a mi aire.


Se ha quedado sin saber que decir. Nos hemos ido los tres por nuestra cuenta para reivindicar que no somos corderos a los que se les dirige sin voluntad.


Nuestra excursión ha sido muy chula, hemos ido a las cataratas, nos hemos ahorrado la comida de coco de la fabricación de regalos con el consiguiente” cómpreme algo” y hemos visitado un montón de aldeas donde disfrutar de los quehaceres de sus moradores y de un paisaje idílico.
En un sitio tan bello sobran guías comisionados.
Sapa está muy comercializada.
Hay mucho turismo pero se puede aguantar mejor que en Halong Bay pues aquí está más disperso y se nota menos.


Nuestro hotel esta frente a un lago, lo vemos por la ventana, es hermoso y relajante con este color azul grisáceo que tiene por las nubes y la lluvia.
La comida está incluida pero deja mucho que desear por lo que la cena ha sido en los puestecitos de la calle.


Alguno de ellos hace barbacoas y no se cortan de poner el cerdo entero que por lo que he visto aquí son enanitos y negros comparados con los de España.


Reconozco que a pesar de la lluvia este lugar no pierde belleza.

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