jueves, 19 de julio de 2012

12/11/2011 El joven chamán, Cuzco



En mi paseo de ayer noche me salió al encuentro un joven que vendía láminas y pinturas que llevaba en un cartapacio. Le dije que lo sentía pero que no iba a comprarle nada, insistió que para llevar un regalo a alguien por lo que le dije que no volvía a casa hasta el próximo año y que no quería acarrear más cosas en mi maleta.
Siguió caminando a mi lado preguntándome por un montón de cosas y me pidió si podía acompañarme en mi paseo. Accedí por notar que la conversación se había desarrollado muy gentilmente.

Entre muchas cosas que me explicó de su cultura y su forma de vida me confesó que él era chamán, pero positivo (al parecer los hay negativos) Que lo bueno es relacionarse con personas de energía positiva pues la negativa te roba todo tu energía (esos son los chupópteros que yo llamo).

Me hablo de la energía emanada de la madre tierra y lo importante que es entrar en contacto con ella para recargarse (¿será por eso que me siento tan bien en la montaña?), de sus creencias y muchas cosas muy interesantes.

Como le puse sobre aviso que yo era una incrédula pertinaz me insistió en que intentara creer en los chamanes y me dio un montón de argumentos.

Después empezó a decirme que podríamos vernos estos días que estoy por aquí y lo positivo que sería para mí recibir la energía sexual de un joven como él.

A todo esto estábamos sentados en un banco de la plazoleta de San Blas, pensaba que era el momento adecuado para decirle adiós y esperaba un inciso en sus argumentos cuando milagrosamente una pareja de turistas se para delante nuestro, se nos queda mirando y le dicen que si pueden ver sus dibujos.

Fue como anillo al dedo, me levante despidiéndome para dejarle seguir con su trabajo. Me fui algo perpleja de la situación de que unos turistas pidan ver los dibujos guardados a alguien que no está vendiendo, me los envió la buena fortuna para porder salir airosa de la situación.

La ciudad esta repletita de turistas tanto locales como del resto del mundo. La suerte es que como las actividades de excursiones y trekking son fuera de la ciudad, se hace más tolerable, durante el día está vacía de turistas, se concentran al caer la tarde, a la vuelta de las excursiones.

Los cuzqueños se dedican a la venta de manufacturas principalmente de lana de alpaca que aquí abunda.

También van paseando con alpacas (parecen corderitos crecidos como fruto de la unión de un cordero y una jirafa) y sus vistosos trajes tradicionales pidiendo una propina por hacerles una foto.

Toda la población en el centro histórico está dedicada al turismo en exclusiva pero no es de extrañar ya que por el Machu Picchu pasan unos mil visitantes diarios en los meses de mayo a diciembre y prácticamente todos se alojan en Cuzco.

El pueblo de Machu Picchu se llama Aguas Calientes, solo hay hoteles, ya no queda vida autóctona rural. Allí pernoctan una sola noche los que quieren subir a tempranas horas a las ruinas.
La mayoría accede a la ciudad perdida por un solo día desde Cuzco.

He cenado con James y Kim, australianos, la conversación ha sido fácil hasta que se nos han unido otra pareja de australianos, se han animado a hablar ese ingles tan suyo y tan rápido que me perdía.

Tendré que volver a Australia, no hice bien mis deberes.

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