jueves, 19 de julio de 2012

14/8/2011 Último día en Vietnam.



Hoy ha sido mi último día en Vietnam. Mañana estaré de nuevo en Bangkok donde quiero ir a visitar a algún colega dentista que me solucione el incordio del granuloma apical que voy paseando por el mundo.
Haciendo resumen recordatorio de las quisicosas que me han sorprendido de Vietnam empezaré por el inconveniente de que no hablen inglés.
Que no lo hable la gente de la calle se entiende aunque dificulta la relación y el conocimiento de sus pensamientos, proyectos, miedos, historias…Todo eso que facilita que se tenga una mayor comprensión de sus gentes.
También dificulta el moverse sola por la calle ya que no puedo preguntar por ninguna dirección, no me entienden.
Que no lo no lo hablen en los comercios se entiende menos, las compras se ven dificultadas por ese hecho pero si están los productos a la vista se pueden señalar.
Que no lo hablen los recepcionistas de los hoteles no tiene perdón de Dios, es imposible decirles que necesitas una toalla sin llevarles la sucia e insistiendo mucho logran comprender que quieres una limpia como me ha pasado en el hotel de Sapa.
Lo de los taxistas es otro cantar pues no sé si no entienden inglés o se hacen los tontos para llevarte a donde les dé la gana.
Sorpresa¡¡¡ Las que hablan un perfecto inglés, al menos el de conversación convencional, son las mujeres de las aldeas que nos acompañan en las excursiones y las que venden por la calle.
Que dominio de las relaciones sociales y de la conversación.
Todas sin excepción hablan inglés. Les pregunté cómo lo han aprendido, si han ido a alguna escuela y me dicen que saben hablar inglés de oir hablar a los turistas.


Y me pregunto yo………….. ¿Cómo es que ellas aprenden de los turistas y los recepcionistas que reciben en los hoteles a esos mismos turistas no lo aprenden?
La respuesta es fácil de adivinar, el recepcionista tiene un sueldo y ningún estimulo económico le lleva a esforzarse, esas mujeres han de caer simpáticas si quieren hacerse un sueldecito vendiendo sus productos, el estímulo económico es fuerte en este caso.
Otra cosa que me ha sorprendido es la expresión del rostro de la mayoría de la gente incluida niños. Tienen una facies seria con marcada tensión supraorbitaria y frontal que les da aspecto de preocupación.
Son algo adustos con los extranjeros aunque si les sonríes a veces (pocas) te devuelven la sonrisa.
Esto les diferencia de los otros países vecinos que he visitado donde se les nota de facies más relajada y muy propensos a sonreír.
Aquí he presenciado disputas de tono verbal muy alto y severo que no he visto en otros sitios de Asia.
De todas maneras no es extraño que estén de los turistas hasta el moño, somos una plaga invasiva pero viven de eso, ¡ah¡.......... y del arroz.

Lo más desagradable a la vez que enternecedor son los chiquillos con bebes en la espalda vendiendo pulseritas.
Durante el día no están en la ciudad, se encuentran en las cataratas u otros puntos turísticos, por la noche abundan en el centro merodeando por bares y restaurantes hasta muy entrada la noche.

Respecto a la venta ambulante de fruta que es lo que he comprado, los vendedores ponen precio de turista más caro que en España, regateando te lo bajan pero sigue siendo muy caro en relación a lo barato que es comer en restaurantes.
Por ejemplo, he comido hoy en un buen restaurante de lujo tres platos a cual más exquisito incluyendo en uno de ellos carne a la piedra con cebollita picada, para chuparse los dedos. Me han cobrado 100.000 dong que son 5 dólares o 3 euros.
En el mercado por un kilo de uva me pidieron 60.000 dong. Realmente abusan un poquito.


Había decidido pasar el día con Marta y Darío pero tras desayunar juntos me lo he replanteado, les he dicho que prefiero ir por mi cuenta a mi aire.
Lamento sentir así pero no le aguanto. Reconozco que es una persona muy efectiva, se sabe mover y seguro que tiene muchos valores más que desconozco pero me genera tensión.

He empleado el día para observar a la gente de aquí. Hoy había mercado, me he sentado en la acera como ellos. He visto como los jóvenes que curiosamente no se quitan el casco, supongo que para tener las manos libres, acuden con sus pajaritos enjaulados para exhibirlos entre ellos.
Se reúnen alrededor de las jaulas y los observan sin decir nada por largo tiempo.


Las vendedoras de fruta aprovechan entre venta y venta para hacer labores manuales como ovillar el hilo de la marihuana o confeccionar cestos.
Hacen unos circulares, como tubos con asa, pequeños para poner el contenido de la venta, así te llevas la fruta en esos cestitos.
Los niños corretean alrededor semidesnudos los más pequeños así no se mojan los pantalones al mearse. Ahorro de pañales.
Me he percatado que muchos bebes que van a las espaldas de sus madres tienen quemaduras en piernas y brazos. Quiero creer que son debido a descuidos más que por malos tratos.

Me han venido a vender algunas mujeres, como llevan por sistema dar conversación he hablado con ellas que saben inglés advirtiendo de antemano que no esperasen venderme nada, así pues si quieren conversar conmigo están avisadas de que debe ser sin intención comercial y si no quieren perder el tiempo conmigo no pasa nada.

En esas conversaciones me he enterado que los que visten con esas ropas azul oscuro tejidas con hilos de la planta de la marihuana son Mong también hay otros que visten diferente, más colorido con rojos predominando que son Dzao.
Son mayoría al norte de Sapa, al sur hay también Tay (menos).

Hoy domingo tiene fiesta, están todos ataviados con sus trajes típicos.
Respecto a su religión, los hay de la Iglesia Católica y otro de otra religión diferente que no he captado bien el nombre.
Muchas de estas mujeres invitan a los turistas a dormir a sus casas de las aldeas cercanas. No estipulan ningún precio y el turista paga lo que le parece.
Me ha explicado una mujer los que ha tenido hospedados en su casa y por lo que oigo han pasado de casi de todo el mundo, está muy orgullosa de ello.
Observo que los muchachos pasean cogidos de la mano y ellas no……¿casualidad o costumbre? No lo he preguntado.


Mientras comía ha pasado un entierro de alguien importante pues llevaba orquesta muchos dolientes con pañuelo en la cabeza y un sequito de motos tras el féretro.
Veo que en cada país las costumbres siendo diferentes en la forma son parecidas en el fondo.


He hablado con unas chiquillas de lo más espabilado aunque serias, sin dejar su sentido comercial ya que cuando les he pedido hacerles una foto para recordarlas me han pedido un dólar.
Les he dicho que quería una foto de amigas y eso no se cobra.
Lo han entendido perfectamente pues son jóvenes pero dominan el inglés. Han accedido riendo. ( Esa cara que ponen es su forma de reir, supongo que para no enseñar los dientes)


Por la tarde he hecho algunas compras de comida para el tren, más vale prevenir.
Mañana estaré volando a Bangkok.
Otra etapa cerrada.

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