jueves, 19 de julio de 2012

14bis/04/2011 Taronja, visita al zoo


Pese a que no me gustan los zoos por tener a los animales en cautiverio, decidí acercarme al de Sidney porque me informaron que es la única manera de ver un Koala de cerca, duermen 20 horas diarias y suelen estar siempre en las ramas más altas de los árboles.


El zoo está en un lugar frente al puerto llamado Taronja que como catalana que soy no deja de hacerme gracia el nombre, se va en transbordador, un paseo agradable con diferentes perspectivas de la ciudad.


Para conseguir me objetivo de estar cerca de un Koala tuve que pagar 20 dolares australianos extra pero vale la pena porque solo dejan entrar de uno en uno en su recinto y disfrutar de 15 minutos de intimidad con ellos mientras una fotógrafa saca fotos que luego recoges.

Yo le pedí que no me hiciera fotos con su cámara pues no quiero ir arrastrándolas todo el viaje y le pedí que me las hiciera con mi cámara.



La experiencia es conmovedora, no me arrepiento de la visita a la cárcel de animales, me reconoció, o lo intentó oliéndome, acercamos nuestras narices y por un momento se produjo el contacto entre ellas lo que me causó una muy agradable sensación de oler y ser olida, mi cerebro reptiliano debió salir a flote.


El resto de animales se les ve bien de pelaje pero dando vueltas recalcitrantes en el mismo espacio que me dicen todo con ello....falta espacio.


El famoso diablo de Tasmania que está sufriendo una epidemia de una enfermedad. Dicen que están en peligro de extinción


Las vistas de la ciudad maravillosas desde el zoo. El espectáculo circense con los leones marinos sin comentarios.


Salí a cenar al barrio chino que estaba muy animado. Por la noche conocí en el hotel a un fotógrafo, Martín, de Amsterdam que lleva 14 años viajando (con esa profesión ya se puede) me dejo su web escrita en mi libreta y su mail para que vea sus trabajos.


Un restaurante tailandes con la cocina expuesta a la calle, la gente que hace cola mira el escaparate, se distrae viendo como cocinan, así la espera es mas amena.




Cuando subo a la habitación me encuentro con la fiesta de cada día que se montan mis compañeras de habitación, son tres nórdicas muy simpáticas muy jóvenes pero muy gordas, que pena que no se cuiden un poquito a los cuarenta si siguen así....La fiesta es, todas en el suelo con bebidas alcohólicas variadas y música a toda marcha. En cuanto abro la puerta siempre se levantan de inmediato, se disculpan y se van a seguir la juerga a otra parte, yo no he tratado de seguirles el rollo porque ese rollo no me va. Ellas desaparecen pero la habitación queda hecha unos zorros todo el día porque lo que mola, lo que se lleva, es dejar las cosas allí donde caigan, la verdad es que me sorprende tanto desorden pero no me molesta lo más mínimo, si son capaces de encontrar donde anda su sujetador entre tanta ropa tirada es que son buenas en algo.


Yo solo voy a la habitación para ir a dormir, hay otras estancias para estar en el hotel y el primer piso es genial, todos cocinando, departiendo, compartiendo y algunos viendo la tele.

Esta noche a vuelto a sonar la sirena pero esta vez a las 4 de la madrugada, repetición de la escena de ayer, sorpresa de ver nuevamente a los bomberos antes de llegar a la calle y esta vez no han encontrado la causa. Una noche dormir de seguido estaría bien.
Como no hay dos sin tres (espero que no hayan tres).

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