jueves, 19 de julio de 2012

16/12/2011 El mata Ché, hoy teatro, Santa Cruz



Anna se trasladó a otro hostal más económico pero ha venido a desayunar conmigo.

Ya ha conectado con la ONG con la que va a trabajar (sin cobrar, claro) está fundada por una boliviana de 33 años y esperando a su tercer hijo. Al parecer era huérfana.
Según me cuenta, es una mujer muy brava, activa, vive con su marido y sus hijos en el mismo centro de acogida donde se les enseña a los niños sin recursos todo lo que les pueda ser útil.

Desde Polonia ha venido también otra colaboradora para estarse un año pero es testigo de Jehová y solo ira por el centro un par de días a la semana, el resto se dedicará a la evangelización de los bolivianos que según dice están muy proclives a escuchar la palabra de Dios venga de donde venga.

Es verdad que en las conversaciones accidentales que he ido escuchando tanto en el taxi colectivo como en parques o restaurantes, versan en su gran mayoría de religión.
En el taxi oía a una señora que le iba diciendo al marido que debían ser fuertes y estar con la Santísima Trinidad para que los proteja porque el Maligno está tendiéndoles trampas continuamente y deben tener fortaleza para no caer en sus redes a lo que el marido asentía convencidísimo.



En el hotel, un hombre al que le comenté que hacía mucho calor, me contaba sobre el 2º Apocalipsis que vendría en forma de fuego. Me dijo que el primero fueron langostas……..¡que maravilla¡ ¡ vaya atracón¡ claro que no se refería a las de mar.

Lo curioso de las ONG es que cobra a sus voluntarios por dejarles participar en su labor. Me parece muy fuerte que si ya colaboran con su trabajo y no les dan ni casa ni comida se les exija dinero, según quien la administre puede ser un negociazo, ya se han dado casos.
Al parecer no es así en esta ONG, no exigen donativos para trabajar.

Hemos paseado hasta que el sol ha apretado tanto que nos hemos ido a nuestros respectivos hoteles esperando que baje el astro rey de sus alturas quedando en una posición más horizontal.

A las cinco hemos ido a por entradas para el teatro que hacen esta noche.



La obra titulada El Mata Che me ha gustado muchísimo. Trataba, como su nombre bien indica, de un monólogo del que mató al Che. Atormentado por ese hecho, no encontrando alivio en el alcohol del que abusa desde entonces, relata cómo lo hicieron prisionero y las circunstancias que envolvieron ese hecho.
La interpretación muy creíble, bien lograda y el guión muy bien escrito y ameno. He quedado gratamente sorprendida, no esperaba tanto nivel.



Antes de ir al teatro, haciendo tiempo hemos ido paseando hasta la plaza de detrás de la catedral, había una nueva exposición con esculturas en diversos materiales de toros en formato pequeño dentro del recinto y monumentales fuera, me ha gustado mucho.



En un entoldado montado en mitad de la plaza han hecho una función con bailes de la tierra, conciertos musicales y parodias. Lo más importante es que los participantes eran de la ONG Niños Felices y otros grupos de jóvenes estudiantes de baile y música.

Es una movida cultural constante y rica la que hay aquí en Santa Cruz. Es una ciudad muy diferente al resto de Bolivia.

Antes de entrar en el teatro hemos estado hablando con los organizadores de la obra a los que he comentado agradable sorpresa por la oferta cultural que hay en esta ciudad. Uno de ellos me ha dicho que esto se está produciendo en los últimos años, que antes no era así.

Me pregunto si es gracias a Evo Morales o a pesar de él.

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