jueves, 19 de julio de 2012

17/12/2011 El cuarteto de Nos, concierto. Buenos Aires



El día de hoy ha sido de lo más intenso e interesante. En el aeropuerto tenían un lio descomunal pues ayer aterrizó de malas maneras un avión de la Airlines Argentinas que es la compañía con la que vuelo hasta Ushuaia.

Hoy acomodaban a los que ayer no volaron juntándose las colas con los que volábamos hoy.
Estas circunstancias favorecen la tertulia en las colas, como además los que allí estaban eran principalmente argentinos conocido en el mundo entero su facilidad de labia y su sociabilidad, fue muy agradable tras tantos días de bregar con la sequedad de carácter de los bolivianos.



Fabián, de Buenos Aires, vuela con mucha frecuencia debido a su trabajo. Es Gerente de Desarrollo de Negocios, según reza la tarjeta de presentación que me dio. Es muy cordial y le hemos acribillado a preguntas sobre su ciudad y cómo funciona el aeropuerto donde vamos.

Digo hemos porque yo ya estaba hablando con un colombiano cuando se incorporó a la conversación. Se llama Felipe, es un cuentista en el buen sentido de la palabra (cuenta cuentos para ONG y otro eventos en los que se le contrata).



Felipe tiene transfer para Montevideo (Uruguay) y su avión sale mañana a las nueve de la mañana por lo que piensa pasar la noche en el aeropuerto de Buenos Aires.
Lo curioso es que en su voucher la ponen un traslado al Aeropark (el otro aeropuerto que está prácticamente en medio de la ciudad y le vuelven de madrugada al que llegamos, no se entiende porque).

Yo tengo transfer a Ushuaia a las seis de la mañana. Estando volando pensé en que no había mirado desde que aeropuerto salía mi otro vuelo, menos mal que se me ocurrió pues ya tenía pensado dejar la maleta en consigna de ese aeropuerto y llegarme a la ciudad a buscar un hotel donde pasar la noche.

Si lo hubiera hecho así hubiera perdido mi conexión ya que mi avión también salía del otro aeropuerto que llaman Aeropark.



Después de la cola de más de una hora (creo que dos pero como estábamos de charreta se me hizo corta) hicimos otra cola mucho más larga e incongruente para pasar la aduana. Digo incongruente porque te hacen ir de una mesa a otra, en cada una te revisan una cosa en vez de revisarlo todo a la vez lo que agilizaría esa interminable cola.

Menos mal que fui al aeropuerto con mucha antelación ya que pensaba ir en bus publico pero el borde del conductor, pasó de largo sin parar a pesar de verme con mi maleta haciéndole la ola para que parara. Realmente son antipáticos los bolivianos (con alguna excepción supongo).



En esta segunda cola se incorporó a la gratificante y auxiliadora pasa ratos tertulia un personaje muy interesante. Se presentó, en contestación a mi pregunta de qué a que se dedicaba, como petrolero.

Le dije que esa profesión nunca nadie me la había dicho antes, que los dedicados a esos menesteres solían viajar en jet privado y no mezclarse con la plebe lo que le hizo mucha gracia.

Es ingeniero de prospecciones petrolíferas y está afincado ahora en Argentina pero está haciendo estudios sobre el tema en Bolivia.
Lo más interesante es lo que nos contó de los ocho años que vivió con su familia en Arabia Saudí donde las temperaturas están con frecuencia sobre los 50ºC y que al igual que hay bomberos y ambulancias hay el servicio de emergencias de aires acondicionados.
Si se estropea uno, vienen urgentemente y te colocan otro hasta que ese haya sido arreglado. Se entiende que a esas temperaturas eso sea una emergencia.

Nos explicó que para ir a visitar al médico su mujer necesitaba siempre que él la acompañara pues debía consentir la revisión.
Le preguntaron si le pegaba a lo que él dijo que eso se lo deberían preguntar a ella en privado para que tuviera valor pero le dijeron que solo era para diferenciar los hematomas que pudiera tener de alguna discrasia sanguínea, por lo demás no tenía importancia, el 95% de las mujeres decían que si que las pegaban pero eso no es delito.

Decidió marchar de allí cuando oyó a su hija de 7años recriminar el comportamiento de su madre con “eso no lo pueden hacer las mujeres” que le alertó que la cultura del ambiente era fuerte en la educación y no quería que su hija viera como normal esas discriminaciones.
No tienen ni teatros ni ninguna diversión solo se oye el Corán por la radio.

Llegados a Buenos Aires decidí irme con Felipe, reclamar mi voucher gratuito entre aeropuerto (me lo dieron) y olvidarme de un hotel en el que tendría que abandonar la cama a las tres de la madrugada.



Dejamos maletas en consigna y nos cogimos (perdón, estamos en Argentina) tomamos un bus que nos llevó a la Plaza De Italia, a menos de diez minutos. Allí vimos, concretamente al lado del planetario, que habían colocado un escenario para una actuación, estaba repletito de jóvenes y menos jóvenes.

Tras comer una pizzas nos acercamos al planetario llevándonos la grata sorpresa de que el conjunto que actuaba era el famoso Cuarteto de Nos de Uruguay, muy apreciado por mi amigo que lo disfrutó a tope. La verdad es que yo también participé de ese disfrute.



El ambiente era marchoso, la luminosidad del planetario que acompasaba la iluminación de su cúpula al ritmo del cuarteto unido a la ingeniería lumínica del propio espectáculo estaba muy acertada.

Volvimos al aeropuerto pasadas las doce pero aún quedaban por delante cuatro horas para el check-in y seis para el despeje en un recinto desalmado sin un maldito sillón cómodo para descansar, solo las sillas del único bar abierto. No están preparados para las necesidades de los usuarios, la gente se estiraba en el suelo por los rincones.
Logré dormir un pequeño espacio de tiempo aunque la mayor parte del mismo me lo pasé hablando con Felipe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario