jueves, 19 de julio de 2012

16/5/2011 The Ghan Train



Hoy ha sido un día placido y relajado, tras dejar la mochila preparada para partir, he salido a dar un paseo con David.
Está contento con su adquisición, hemos mirado accesorios para camping en un gran espácio comercial especializado en ese tema.
He visto unas flores muy curiosas que no conocía, son rojas, abultadas, delicadas como las amapolas si las tocas.
Me he dedicado a hacer unas fotos a flores.


Me parece curioso que en esta zona cuando das las gracias por algo te contestan " No worries" en lugar del clásico "Your wellcome".


A primera hora de la tarde le han traído la furgoneta.
Esperábamos sentados en la calle a que llegaran los propietarios que por cierto son italianos.
Compraron la furgoneta en septiembre para recorrerse Australia y ahora que se van la venden, lo que me parece muy acertado.
David me dijo que la idea de comprase el auto caravana había sido por mi.
Me pregunta que porque no devolvía el billete de tren, se ha ofrecido a llevarme en su nueva adquisición. Le he agradecido la oferta rechazándola.
Ocho días en Alice Springs esperando un tren, como para perdérselo.


Me llevó a la estación para hacer el check-in de la mochila.
El tren es larguísimo, de un quilómetro y medio de vagones, si no se ve no se cree.
No pude acceder a la locomotora, tras caminar mucho hasta llegar a la cabeza del tren vimos que había una barrera que impedía seguir adelante.


Luego, haciendo tiempo para el embarque hemos vuelto al pueblo a comer algo.
En la terraza de un bar, viendo caer la tarde he mirado alrededor sabiendo que difícilmente iba a estar allí de nuevo. Me ha entrado algo de melancolía, me daba pena irme.
Ya de nuevo en la estación David me ha preguntado si pensaba que volveríamos a vernos, me he quedado callada por un momento pues casi seguro de que nunca más le vuelva a ver, le he dicho que es difícil decir sí o no, ¿quién sabe?
En Alice Spring queda también un buen amigo como en Sídney. Pienso que cuando me despido de un amigo que sé que no volveré a ver, una parte de mi se rompe, una parte de mi universo empequeñece…..Es la vida, dices adiós a unos y hola a otros.
En mi mochila cuelga un pequeño koala de peluche que me ha regalado para que haga compañía a mi osito guardaespaldas.
Ya en el vagón conocí a mi nueva amiga Pamela, es argentina, tiene 24 años y ha acabado este año derecho.
Ha estado un año trabajando en Nueva Zelanda y ahora viaja durante 3 meses recorriendo Australia, Indonesia y china.
Es la mujer más amable y espabilada que he visto nunca, que facilidad de enrollarse con todo el mundo, que cariñosa, que espontánea, es un encanto.
El tren tiene unos cuarenta vagones, diferentes clases y precios .
Yo voy en el de mochileros, es decir el de asientos (los otros son literas). Son muy espaciosos y los sillones se estiran casi por completo, dejando mucho espacio entre ellos.
Hay una ducha en cada vagón muy amplia, moderna y limpia, un coche restaurante al lado y un coche sala de estar y recreo.
He ido a cenar con Pamela. Hemos encontrado a Paul, es ciego nacido en Darwin. Hemos cenado con él llevando una conversación muy grata. Luego hemos ido a nuestro sitio y hemos estado hablando con una pareja muy simpática australiana de Maunt Gamber, South Australia. Se llaman Craig y ella Jacky.
A las 10 nos han cerrado las luces para dormir. Eso hemos hecho.

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