jueves, 19 de julio de 2012

17/10/2011 volando a Cancún y playa del Carmen



No me gusta Cancún como lugar de estancia pues lo imagino como Playa De Aro o Ibiza, turismo masivo con obligación de pasarlo chachi.

La ruta Maya que quiero hacer la iniciaré allí con un salto a Cuba que aunque no tiene nada que ver con mi itinerario marcado hay algo importante que quiero hacer allí y es darle un beso a Flora.

Cinco días paseando por el malecón al caer la tarde y permitiéndome algún daiquiri en el Floridita no estará tampoco nada mal.

Me desperté a las cinco de la mañana pero estoy contenta por haber dormido casi toda la noche a pesar de la siestorra que me pegué ayer.

No tengo nada para leer, ya acabé aquel libro portugués de Osho que en esencia lo que más me ha gustado es que estuviera en portugués y que lo entendiera.

Estos libros de autoayuda no me hacen el peso, creo que es una manera muy comercial de cubrir un hueco que se produce en el interior de muchas personas que se preguntan sobre el sentido de la vida y que solo sirven para hacer más feliz al autor que publica y le compran.

El vacío existencial, la búsqueda de respuestas a la vida, no desaparece leyendo consejos inútiles o archiconocidos, desaparece cuando comprendes que no tiene por qué haber un sentido de la vida, es un fenómeno cosmológico como el resto del universo, no hay más.

Bueno, dicho así parece una verdad absoluta y lejos de mi intención establecerla, es solo mi pensamiento al respecto, cuando muramos será como cuando aún no hemos nacido, la “no nada” y cuando esto deje de darme vértigo lo tendré superado.

Paseando alrededor del hotel en un barrio al parecer trabajador, he visto un carrito de fruta que también hacían zumos.
Me he comprado un plátano y un zumo de mandarina que tenía muy buen aspecto. La verdad que estaba riquísimo, lo curioso es que me lo han puesto en una bolsa de plástico y con una cañita iba tomándomelo. Por un momento me he recordado a los que esnifan pegamento que van con su bolsa pero al momento de empezar a saborearlo me he olvidado del continente para deleitarme con el contenido.

En el aeropuerto me he encontrado mal, no se si el exceso de zumo o el jet lag pero mientras estaba facturando he tenido que sentarme encima de mi maleta con hipotensión y sudor frio.

Menos mal que se me ha ido pasando y ya en el avión un sueñecito al despegar me ha repuesto del todo.

He llegado a las cuatro y media que es la hora en que mi reloj biológico me pedía dormir, así que el trayecto a Playa del Carmen no me he enterado de mucho, lo suficiente para constatar que en vez de azul todo es verde en el paisaje.

No se ve el mar ni en pintura y eso que la carretera lo recorre en paralelo. Todo son enormes complejos hoteleros que colapsan las posibles vistas al mar. El entorno es de bosque muy verde.

Playa del Carmen es un pequeño pueblo típico de playa. Llegue cayendo la tarde pero en una primera impresión ni me gusto ni me disgustó si no todo lo contrario.

Tiene de bueno que he dejado la gran urbe de Mexico DF y el frío que allí está haciendo estos días que aunque soleados me ha obligado a ir con el anorak puesto. Tiene de malo que hay una sola calle peatonal, la quinta avenida repletita de tiendas y restaurantes y entre tienda y tienda otra tienda o restaurante.
Solo se ven turistas y vendedores en esta calle y el resto de la ciudad es como si estuviese en otra galaxia…………..vacía de contenido y de gente.

Los mariachis dando la tabarra a los que están cenando o tomando copas en las terrazas dan una imagen decadente, me recuerdan a la tuna estudiantil haciendo lo mismo por los pueblos de la costa brava en el pasado en España.
Por suerte creo que ya han perdido ese feo vicio de cantar pidiendo con la escusa de pagarse el viaje del ecuador o el de fin de carrera. Juraría que ya ni existen.

No he olido el mar paseando por esta calle pero sí que me ha llegado el olor a palmera recién podada mezclada con el olor del aire caliente. Es tan agradable como el de hierba recién cortada.

Mañana lo decido, de momento me quedo tres días aquí a hacer de “guiri”.

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