jueves, 19 de julio de 2012

17/11/2011 Desde Puno, Perú a Copacabana, Bolivia



Pasé la mañana recorriendo las calles de Puno, ciudad desalmada y sin encanto, solo la salva el estar junto al lago Titicaca.

Los 3808 m de altitud de este lago y su enorme tamaño de 8.400 km2 lo convierten en el lago mayor del mundo de estas alturas.
Esta compartido entre Perú y Bolivia pasando la frontera no exactamente por el medio ya que un 60% pertenece a Perú y el 40% restante a Bolivia.

Es un lago de agua dulce alimentado por varios ríos y desaguado por otro.
El telón de fondo está formado por las nevadas cumbres de la cordillera andina.

Las calles de Puno son poco atractivas, desde mi hotel cerca de la estación de buses se pueden ver chabolas y bastante suciedad.

Lo que me gusta de aquí y en general de todo Perú es la cantidad y variedad de fruta y como consecuencia de jugos que ofrecen en todas partes, ya sea en carritos por las calles o en locales cerrados.

En el trayecto con el bus desde Puno a Copacabana el paisaje ha sido del lago a la izquierda del sentido de la marcha y de campos de cultivo sin cultivos y con una tierra sorprendentemente árida y seca.
Es extraño estando el lago con tantísima agua al lado.

En el bus he conocido a un joven negro ecuatoriano, Daniel, que no es turista sino viajero como yo.
Su destino era La Paz pero tras tres horas de conversación ha decidido que se quedaba en Copacabana conmigo a celebrar mi cumpleaños. Todo un detalle que le agradezco.

Tiene la intención de viajar hasta Chile o/y Brasil y quedarse a vivir en uno de estos países, aún no ha decidido cual.
Me ha preguntado a mí que cual escogería yo y le he dicho sin dudar que Brasil, me parece una gente más alegre y un país más colorido y si va ha hacerse un porvenir ese país es grande y con economía emergente.


El paso fronterizo a Bolivia ha sido divertido, nos hemos bajado del bus en la frontera peruana, hemos pasado por la aduana que era una casa más del pueblo fronterizo donde nos han sellado la salida.


Caminamos unos cincuenta metros donde otra casa también integrada en el pueblecito era la aduana boliviana.
Nuevos sellos en el pasaporte y subir de nuevo al bus que esperaba ya en la puerta.
A diez o quince minutos ya habíamos llegado a Copacabana.

La vista del lago desde aquí es mas limpia y colorida por la cantidad de botes que hay dispuestos a llevarnos mañana a la isla del sol donde según la mitología inca nació el sol.

Las vistas del lago desde la habitación con ventana panorámica me han impresionado muy favorablemente, justo al llegar estaba poniéndose el sol con su espectáculo que no por ser diario deja de sorprender por su belleza.


Ya huérfanos de la luz del sol, instaurándose plenamente la oscuridad de la noche he recorrido junto a Daniel las pocas calles pero animadas de esta población.

Estaban celebrando con una orquesta y la gente con sus trajes locales la fiesta del niño de la virgen del Remedio.

Una cena en un restaurante lugareño con trucha fresca de esta enorme alacena que es el lago nos reconfortó de la temprana y escasa comida del medio día ya que el bus tuvo la poca delicadeza de salir de Puno a las dos del mediodía.

Por la noche hace mucho frio por lo que a las nueve ya estábamos en la habitación con las mantas hasta la nariz.

Una calefacción en el hotel para por la noche no estaría de más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario