jueves, 19 de julio de 2012

1/8/2011 Walking tour citty, Museo de la Guerra, Jade Emperor Pagoda, Mariamman Hindu Temple,Ho Chi Minh, Vietnam



Esta mañana desayuno pantagruélico cerca del hostal y salida de los cuatro mosqueteros (Eli, Berta, el alemán y yo) a descubrir la ciudad de Saigón.
Lo que ha sido más arriesgado ha sido el cruzar las calles. No hay semáforos o poquitos, impera la ley del más fuerte y se sacan los dientes tocando el claxon sin parar.
Así pues para cruzar las calles se ha de mirar que no pasen buses, estos son los reyes de la selva y no esquivan a nadie.
Los coches si puede ser también respetarlos, mirar que estén lejos.
Las motos son los moscardones que están a millares y que no es posible pasar sin que vengan a montones.
La cuestión es pasar sin más, las motos van abriendo paso a medida que caminamos, hay que confiar que te esquivarán, pasar despacio y al mismo ritmo para que puedan calcular bien nuestra trayectoria y hacer cruces para que sus conductores no estén distraídos.
Es alucinante, si no lo haces así no pasas en todo el día, hasta las guías turísticas te marcan instrucciones para lograr cruzar una calle.
Pensé que Phnom Penh era el colmo de riesgo para cruzar pero Saigón le gana de largo.
Además de tener que estar todo el rato oyendo cláxones, lo tocan constantemente para abrirse paso entre el enjambre de motos a las que apartan sin miramientos.


En el mercado, vital como siempre. El que visitamos era en concreto de vestidos, zapatos, bisuteria, arte etc. Nada de carne pesacado o verduras. Hemos estado un rato paseando entre las tiendas llenas de mercancias.
Hemos continuado recorrido por la ciudad observando muy sorprendidos como las motos invadían las aceras pasando por nuestras narices, sin consideración alguna a nuestra presencia, para evitar uno de los pocos semáforos de la ciudad.


Nos paramos a observar el arreglo de cables que supongo son de teléfono maravillados de que sean capaces de encontrar el averiado con el manojo tan grande de ellos.
Hemos observado a los trabajadores de una obra haciendo sus oraciones y ofrendas. Nos ha dicho el encargado de los obreros que las hacían un día cada semana rogando no se produzcan accidentes dentro de la obra.

Por la calle no se ven turistas caminando y la verdad que tampoco muchos autóctonos, los turistas se desplazan en taxis (menos de riesgos y son baratos) y los locales en motos.


En el Museo de la Guerra tan recomendado por mi amigo Miguel no he aguantado ni tres fotografías de los desmanes allí producidos.
He tenido que salir con un nudo en la garganta y ganas de llorar.
Entiendo que se tenga que hacer estas exhibiciones del horror ocasionado para que no se repita y que el mundo no olvide pero yo no puedo ver eso sin sentir escalofríos de pánico pensando que ese de la foto (y los que no están en esas fotos) sufrió injustamente solo por haber nacido en el lugar donde las grandes potencias (Rusia, EEUU) habían puesto sus cojones a ver quien los tenía más grandes.
Eso sin contar las muchas guerras anteriores que sufrió esta pueblo invadido por China, Japon, Portugal, Francia, sus vecinos de Tailandia y Camboya hasta llegar a la guerra con los EE.UU.
Seguro que me dejo algo en el tintero pero finalmente la idea que han estado sometidos desde hace más de 2000 años con cortísimos periodos de independencia.
Puede ser por esto que se explique lo serios y taciturnos que son en contraposición con otros países del entorno que son más proclives a reír.


Repuesta del mal trago nos encaminamos batallando con el tráfico hacia una pagoda que recomiendan visitar en nuestra guia.
Llegados a la pagoda, muy ornamentada, llamada Jade Emperor Pagoda, que contiene grandes representaciones de sus dioses a veces en actitudes que dan miedo, nos recreamos a la sombra de un árbol decidiendo la nueva fita a visitar.


Me he parado a pensar en lo que de superstición lleva implícita la religión.
La gente que va a orar es para tener buena suerte, alejar las adversidades, etc.
Más o menos lo que se hacía en las tribus primitivas con los amuletos, canticos, bailes y otras manifestaciones con finalidad de atraer la buena suerte, tener suficiente caza y alejar los malos espíritus.


Supongo que esa necesidad de encomendarnos a fuerzas (llamadas de distinta manera según sea la religión) sobrenaturales que pueden dirigir nuestros destinos hacia mejor o peor, está marcado en nuestros genes desde ancestros.
Lo malo es la manipulación que se hace de ello para beneficio de los dominantes (léase instituciones religiosas) pues creo que podría vehiculizarse de manera personal sin necesidad de una organización que la represente.
Para compensar la visita a la pagoda hemos visitado una mezquita también.
Habían varias personas estiradas en el suelo durmiendo la siesta, supongo que es porque aún no es la hora de la oración.
Reconozco que me caen más simpáticas las religiones politeístas, me parecen más permisivas que las monoteístas que son muy dogmáticas.
Hemos despedido a Eli y Berta que salen hoy hacia Hanói para volver mañana a España.
Les he encargado que me arreglen un poco el país para ver si a mi vuelta no está tan depauperado como lo está ahora.
Por la tarde un paseo por el parque viendo como jugaban a lanzarse una pelota con plumas pegándola con el tacón del pié por la espalda.
Ese juego era el que más adeptos tenía, otros jugaban a las damas o algo parecido y otros con patines.


Achim alias Joaquim y yo visitado un templo hindú llamado Mariamman, muy colorido y con imágenes de varios dioses y diosas.
Hemos estado mucho rato observando cómo rezaban sus plegarias delante de las diferentes imágenes dejando las barritas de incienso y las ofrendas en este caso cocos pelados y abiertos como para ser bebidos.
Una mujer pasaba la mano por la cara de una imagen pasándola por su cara seguidamente, pasaba la mano por las piernas de esa imagen y hacia lo mismo en sus piernas a la vez que murmuraba palabras incomprensibles para mí.


Más tarde, al anochecer, han empezado las clases aeróbicas en el parque público con altavoces y música donde la gente puede hacer gimnasia gratis.
Me he unido a ellos un buen rato notando como mi cuerpo me lo agradecía pese al calor.
Es un tema pendiente que debo replantearme, como hacer gimnasia viajando.

Mañana haremos una tour por los túneles de Cu Chi y por la noche al tren, Achim va para la costa y yo para Hanói.

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