jueves, 19 de julio de 2012

19/11/2011 Copacabana / La Paz en bus



La mañana ha sido soleada pero fría, añoro el clima cálido de todos estos meses atrás ¡y lo que me espera en el polo sur¡

Daniel y yo hemos ido a un cibercafé a ver la correspondencia. Me ha mandado un mensaje de felicitación Estephan, el amigo de Sídney, me ha conmovido que tras 8 meses desde que nos despedimos se haya acordado de felicitarme, es un sol y tiene una memoria prodigiosa.

He paseado por las calles de Copacabana en espera de la salida del bus que sale a las 13:30 deleitándome con la festividad que celebran hoy en estos lares.

Los coches estacionados junto a la Basílica Catedral, engalanados con adornos florales por ser el día que los bendicen. Los propietarios eran felicitados por el resto de familia y amigos, tiraban tracas, petardos y se tomaban fotos toda la familia junto al coche.

La vida en esta bonita ciudad (más bien pueblo) se desarrolla plácidamente junto a las tranquilas aguas de su enorme y compartido lago.

Los comerciantes de estas tierras no se estresan lo más mínimo, ni te invitan a comprar como en oras partes del mundo ni se esmeran en conseguir lo que buscas, están más predispuestos a decir que no tienen para no mover el culo.

A los únicos que se les oye vender es a los voceros en la puerta de las agencias de viajes ofreciendo desplazamientos a La Paz o a Puno en voz alta a los que pasan tanto locales como turistas.

Daniel se quedó en Internet hasta la hora de partir.

El bus era menos confortable que el de los días anteriores pero no estaba mal, solo son cuatro horas hasta La Paz.

El Titicaca acompañándonos durante la mayor parte del trayecto a un lado, al otro, las montañas peladas que íbamos serpenteando trepándolas y bajándolas para no perder nuestro acuático acompañante.

Sorprende lo enorme que es este lago, nos acompañó en todo momento en el trayecto de varias horas desde Puno (Perú) hasta Copacabana (Bolivia). Por el camino que va desde Copacabana hasta La Paz no lo hemos perdido de vista hasta el final que hemos tenido que bajarnos del bus para cruzarlo en lanchas, un transbordador ha pasado al bus.

Como hacía mucho viento había olas grandes y mucho miedo reflejado en la cara da Daniel que se ha agarrado a un chaleco salvavidas y no lo ha soltado hasta llegar a la otra orilla.
Después hemos vuelto a subir al bus dejando el lago a nuestras espaldas.

A La Paz se accede desde las alturas por una carretera entre montañas apareciendo la ciudad en el valle a nuestros pies con una vista panorámica deliciosa de casas subiendo por las laderas de las montañas que por cierto son muy altas dejando calles empinadísimas que me hago cruces por los pobres que viven en la parte alta y se han olvidado de comprar el pan.

Me he instalado en un hotel con wifi para poner al día mi blog y trabajar cómodamente pero la conexión no es de banda ancha así que subir fotos es imposible. Aún se me acumulará más trabajo.

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