jueves, 19 de julio de 2012

20/12/2011 El gran día, partida hacia la Antartida



Estoy contenta de lo bien que duermo en el Fin del Mundo a pesar de que el que duerme a mi lado ronca y mucho.
Los otros compañeros de habitación han intentado darse a la fuga pidiendo cambiar pero el backpacker tiene éxito y está al completo.

Mis dos compañeros de habitación que viajan conmigo en el buque Ushuaia me han tomado la delantera, ya estaban haciendo maletas cuando me he levantado, se nota que no soy solo yo la que está emocionada con esa escapada.

Durante la mañana he pasado el día mirando el reloj esperando las 16h en que debía hacer el check-in. La verdad es que a las 14h ya estaba en la escalerilla del buque para abordarlo, un marinero de muy buen ver llamado Pablo me ha dicho que debía esperar en la terminal.



Ha sido una larga espera mal gestionada, hubiera sido mejor el haber hecho alguna excursión para aprovechar el día, acortar la espera.

Pero estas horas me han dado oportunidad de mirar el itinerario a seguir después del crucero dándome cuenta de algunos errores geográficos que me hacían colocar destinos en orden inverso al lógico.

Si no me hubiera dado cuenta, tendría que haber vuelto hacia el sur tras ir a Perito Moreno ya que quiero ir también a las Torres del Paine de Chile que quedan más al sur. Tengo que cambiar el orden de visita de esos sitios.

En el hostal había un catalán de Sabadell, estuvimos anoche contándonos nuestras andanzas, esta mañana en el desayuno, mientras me hacia mis huevos fritos me ha estado aleccionando sobre el uso de mi máquina de fotos, al parecer tiene muchas posibilidades, ya se alguna más.

Por fin en el barco me he instalado en mi cabina que comparto con Sharon, de California, EE.UU. concretamente de San José, es muy agradable, eso me hace ver que he tenido suerte de dormir con una mujer (menos posibilidades de que ronque) y encima simpática.



La cabina está muy bien y sobre todo es calentita. Si la temperatura está estipulada en estas fechas entre +5º a -5º durante el día, por la noche debe ser de quedarse con la sonrisa puesta paseando por cubierta.

Todo el personal ha estado muy amable al recibirnos.



El coctel de bienvenida con presentación de la tripulación ha sido pantagruélico, ya no necesité cenar. Hay comida (tentempié) y bebida (agua, café y té) todo el día como en los hoteles “todo incluido”.

Una charla de cómo funciona el barco y lo que vamos a tener navegando, parece que estamos de suerte, esta es una nave del ejercito convertida en nave de pasajeros, casco duro rompe nieves que vamos a necesitar porque ha habido un invierno frio y hay mucho hielo pero como contra tiene mala estabilización por lo que las olas de la zona pasado el cabo de Hornos, zona que no tiene protección de ningún continente en ninguna parte del globo terráqueo por lo que allí las olas pueden ser fácilmente de 5 m o mas tardando 24 horas para calmarse una vez pasados los vientos que las formaron aunque dice que los últimos partes meteorológicos dicen que ha habido buen tiempo así que se espera que el movimiento del barco no sea exagerado.

Tal y como lo presentaban daban ganas de bajarse.



Después hemos tenido mientras navegábamos el zafarrancho de emergencia con alarma, chalecos salvavidas y toda la parafernalia hasta llegar a los botes que no hemos abordado pero nos han explicado cómo hacerlo.

La cena algo tarde para mi gusto ha sido servida a las ocho y media. Con todo lo que comí durante el coctel de bienvenida ya no me quedaba hambre.

Como sé que me mareo he empezado a tomar biodraminas.


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