jueves, 19 de julio de 2012

22/12/2011 Paseo por la península Antártica



La convergencia Antártica se halla en una posición circumpolar entre los 50º y 60º latitud sur, marcando un rápido descenso en la temperatura del agua y consecuentemente del aire.
Aquí se unen las aguas cálidas de la superficie que van hacia el sur desde los trópicos encontrándose con las aguas frías del Antártico.
Esto favorece la aparición de plancton y otros nutrientes por lo que se pueden ver gran cantidad de aves marinas.



Es fantástico, he vuelto a dormir 10h seguidas, es como una regresión a la infancia, mejor dicho al seno materno, con este bamboleo del buque y el runruneo de los motores de fondo duermo estupendamente.

Saliendo a cubierta tras el desayuno me he llevado la grata sorpresa que estaba nevando.
El capitán del barco nos ha dicho por megafonía que estábamos a 1ºC pero con viento.



Estamos llevando una buena marcha de crucero que traducido a kilómetros serían 20k/h que al parecer es fantástico. Se nos avisa que por la tarde saldremos a caminar por una playa.

Se nos han dado las instrucciones de la IAATA de cómo comportarnos en esta continente donde se está logrando una incidencia desfavorable nula del turismo, todos nuestros deshechos volverán a Ushuaia con el buque, no se tira al mar ni una colilla, las excursiones se pasa por unos baños desinfectantes de botas, está prohibido hacer pipi o llevar comida entre otras medidas de respeto a los animales.



Los nervios se notaban en el ambiente, todos estábamos a la expectativa avistando icebergs con gran excitación.
En el orden del día había un premio al primer pasajero que avistase un tempano mayor que el tamaño del buque y lo comunicase al puente de mando.


A las tres de la tarde subimos envueltos como cebollas a las lanchas zodiac que nos desembarcaron en una playa llenita de pingüinos.
Ya llegando a ella se percibía el intenso olor a pescado podrido que emiten sus excrementos (guano) ya que se alimentan principalmente de krill que es un pequeño crustáceo de color rojo abundantísimo en estas aguas.



Ha sido tan hermoso la contemplación de cómo se pelean, se desplazan, se acercan a nosotros muy intrigados por nuestro aspecto y sobre todo ver como nadan, son agilísimos.
En tierra se mueven como patos y si hay un agujero en el hielo dan un saltito muy curioso.

El entorno donde ha fondeado el barco es precioso, con islas medio cubiertas de hielo que es donde están los pingüinos, otras recubiertas completamente de blanco, algún que otro iceberg camuflado de isla de hielo.

La temperatura fría agravada por el viento pero yo llevaba puesta media maleta encima.
Todo, me he envuelto con todo lo que llevaba, los otros pasajeros igual que yo iban embutidos en ropa, caminamos casi como los pingüinos por la falta de movilidad.



He hecho fotos armándome de valor para quitarme los guantes ya que con ellos puestos no podía manejar la cámara.

A las dos horas me he vuelto al barco. Eso lo tiene bien organizado, en cualquier momento podemos acceder al barco y volver a bajar cuantas veces queramos.

Es precioso quedarse quieta contemplando los pingüinos en sus quehaceres cotidianos, la verdad es que no se asuntan de nosotros, tampoco nos acercamos en exceso son ellos los que se nos acercan llenos de curiosidad.

Mientras hablaba con un pasajero vi por el ventanal del barco un surtidor de agua que parecía un geiser en medio del mar, di un grito de alegría anunciando a los compañeros que había una ballena.


Era hermoso verla pasar dando coletazos. El biólogo de a bordo nos dijo que estaba comiendo y que era una ballena que la llaman jorobada. La lástima es que estaba a bastante distante aunque se podía ver bien.

En el barco tenemos dos biólogos, un geólogo y una historiadora a nuestra disposición para cualquier consulta además de las charlas informativas y educativas que nos dan cada día.

La relación entre los pasajeros se va haciendo más amigable, ya nos vamos conociendo, ya se van manifestando las diferentes personalidades lo que lo hace muy interesante al menos para mí.

Hay una californiana profesora de gimnasia rítmica que se manifiesta muy extrovertida, viste camiseta manga corta y pantalón corto, siempre está en movimiento, le gusta ser el centro de atención y no para de moverse de forma atlética.


Dos gallegas de verdad (aquí gallegos son todos los españoles) que por su aspecto no me extrañaría que fueran pareja, son simpáticas con un desparpajo algo masculino.

Mis dos compañeros del backpacker, norteamericanos, que son ambos encantadores. Se relacionan con todo el mundo muy abiertamente. Son amigos de la época de universidad.

Una señora , Alicia, de 78 años que los lleva muy bien, viaja con su hijo, son de Buenos Aires y ella tiene relación con empresa inmobiliaria, viajan en primera.
Es muy culta, tiene un cerebro prodigiosamente activo para la edad que tiene, lo que su hijo no parece haber heredado.


Una Brasileña que viaja sola muy simpática y discreta, da gusto hablar con ella.

En fin, sería interminable mencionar a todos pero el ambiente es distendido y confortable sin olvidar que el staf hace que todo sea más fácil con su simpatía y disponibilidad.

Un día repleto de estímulos que aún está por acabar.





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