jueves, 19 de julio de 2012

23/12/2011 Desembarco en la península Artántica



Me he levantado a las seis de la mañana para poder ver el paisaje entre glaciares del estrecho de Gerlache que nos avisaron que eran dignos de madrugar.

El sol estaba en su cenit, alto como si fueran las doce del medio día con una luminosidad extraordinaria.



La mar calma. Los marinos nos felicitan por las condiciones climáticas que estamos teniendo, son excepcionales.
Ayer, Alberto, el contramaestre estuvo rondándome, se hizo el encontradizo y me hablaba muy quedo y próximo, me dijo que embarcara y desembarcara todas las veces que quisiera, que eso no se lo ofrecía a todo el mundo pero hacia una excepción conmigo por mis ojos bonitos, me quedé algo sorprendida y sin aber que decir.


Como quería ir a ver la película de las aves migratorias le dije que si quería verla, me dijo que a ellos no les permiten pulular en los sitios del pasaje pero que se venía conmigo.
Se fue a avisar a los otros marinos donde estaría por si le buscaban y volvió oliendo terriblemente a colonia ¡estos hombres¡

Lástima que no sea Pablo el que me tire los tejos, es más atractivo.
Le conocí el primer día de subir a bordo y hoy cuando me ha llevado en la lancha me ha llamado por mi nombre, le he dicho que tiene buena vista pues envuelta en tantas capas de ropa es difícil reconocerse.



A las diez hemos atracado en una isla preciosa, Isla Cuverville, no he parado de hacer fotos, más miraba el paisaje más bonito me parecía.
Los icebergs, a montones toman formas muy curiosas.
He tenido la suerte de presenciar el hundimiento de uno de ellos de gran tamaño (tan grande como nuestra nave) Ha empezado a subir, desplazarse a la derecha, seguir subiendo más rápido y caer de golpe haciendo una gran ola que hemos evitado alejándonos un poco con la zodiac.


Estaba gravándolo todo, era fantástico pero con tan mala suerte que después viendo las fotos borrando las que no quería he borrado esa estupenda grabación. Ya no he podido recuperarla.
Se mire por donde se mire es de foto este paisaje.
Tengo que contenerme si no voy a hacer tantas que estaré un año para escogerlas pues todas me gustan.

Hacia un sol tan intenso que he tenido que desprenderme de alguna capa para poder subir a lo alto de la isla caminando por el hielo.



Por la tarde hemos desembarcado en la Bahía Paraíso del continente Antártico.
Preciosa, de ahí su nombre. Había unos campamentos de científicos argentinos sin actividad en el presente.
Subimos por una montaña nevada siguiendo una senda marcada por las pisadas de otros, era estrecha y si por un casual querías pasar a los que llevaba delante y ponías el pie fuera de ese estrecho sendero se hundía hasta la rodilla.

Las vistas de la bahía desde lo alto de cortar la respiración.

La montaña era empinada por lo que la bajada fue “culo patín” superrrapida y divertida, como cuando era pequeña y nevaba, con un plástico en el culo bajábamos deslizándonos por la nieve, esta vez sin plástico.


Después en las lanchas zodiac hicimos un recorrido por los glaciares, son impresionantes con hendiduras color azul intenso.

Los cormoranes en sus nidos empollando, las focas durmiendo encima del hielo y como siempre los pingüinos que están por todas partes.


Desde el barco hemos visto un efecto lumínico al atardecer con un azul cubriendo las montañas, muy curioso, como si una parte de ellas estuvieran enfocadas con luz de ese color.


Cuando hay algo interesante nos llamamos los unos a los otros para verlo y que nadie se lo pierda, casi siempre acaban anunciandolo por el altavoz desde el puente de mando.

Las emociones y sensaciones son tantas y tan intensas que el día pasa de sobresalto en sobresalto.
Esto es una delicia, después de estar aquí todo me va a saber a poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario