jueves, 19 de julio de 2012

26/11/2011 Cruzando el lago a nado. Chalalan, Madidi



Un recorrido por la mañana de cuatro horas por la selva incluyendo cruzar un pequeño pero rápido rio por dos sitios a pie, descalza con los cantos rodados incordiando mi sensibles plantas de los pies con el consuelo de que al estar lamida por el agua son se bordes romos lo que alivia pensando que podría haber sido peor.


Sorpresivamente se ha presentado solo Iván para hacernos de guía, le he preguntado por Raúl y me ha dicho que se quedaba.
Le he manifestado mi disconformidad cuando me ha dicho que sería todo en ingles. Parece que no ha entendido que al que no quieren mis amigas es a él y que a mí nadie me ha preguntado si quería ir con él o con Raúl.
Por la tarde se ha arreglado el entuerto y fuimos con Raul.
La caminata de la mañana fue muy gratificante para mí pero Yustina estaba muy cansada y no parecía muy contenta del esfuerzo ya que además al cruzar el rio cayó de culo al agua mojándose (evidente), el trayecto ha sido con algo de desnivel teniendo que subir bastante.


Iván nos habló de lo acontecido a su madre hace dos años cuando contaba con cuarenta años de edad.

Ellos creen en los malos espíritus de la selva. Dice que entraron en su madre, empezó a encontrarse mal con diarreas y vómitos.
La llevaron al chamán de la comunidad, este les dijo que ya no podía sacarlos fuera y que no pasaría del siguiente día.
Efectivamente murió al día siguiente, para él eso es más que suficiente para creer en los espíritus pues se cumplieron las predicciones, murió cuando dijo el chamán.

Las arañas asociadas en una enorme red de seda para atrapar conjuntamente a los pobres insectos (odio los insectos) que pasen por ahí ha llamado mi atención. Cuando hay beneficios hasta los más pequeños y descerebrados animalitos se alían.

Me he reencontrado con los árboles caminantes que ya vi en la selva del Ecuador. Echan sus raíces por el lado más iluminado mientras que se pudren las sombrías por lo que se van desplazando paulatinamente hacia las zonas más soleadas.

El reencuentro también con los enormes árboles de base plegada verticalmente que da la impresión de compartimentar el espacio con paredes hechas de su tronco.

La tarde ha sido de paseo en canoa para ver a los monos que los hay por todas partes. Los aulladores, que también conocí en Ecuador son mas grandes aunque no tanto como quieren dejar entender sus profundos y fuertes aullidos, y de color anaranjado.


Hemos subido hasta una plataforma en lo alto de un montículo dominando una vista maravillosa del lago y su entorno selvático.
He retado a Caroline a volver a nado el kilometro que había hasta el campamento y a aceptado. Yastina no sabe nadar, ha vuelto en la canoa con Raúl.


Ha sido muy interesante hacerlo pues me ha hecho ver que aún estoy en forma.
Hemos llegado sin parar en ningún momento y no me he sentido cansada.
Caroline me ha dicho que iba acojonadilla por los posibles animales que pudieran haber en el lago.
Raúl nos ha felicitado por nuestra buena forma y nos ha dicho que nunca antes nadie había pedido hacer eso, le he dicho que era porque nunca antes había venido yo.


Por la noche hemos tenido una fiesta organizada por los trabajadores del campamento, ha sido genial.
La cena con platos típicos que cocinan en fiestas en la comunidad.
La música tocada por ellos mismos con lo que bailan ellos en las celebraciones y nos han sacado a bailar para participar de su forma de vida. Lo he pasado muy bien.
Antes de empezar el baile nos han instruido en la cultura de la coca (planta) y de cómo ofrecen a la Pachamama (madre tierra) ofrendas de hojas de coca y de bebida fermentada para que les libre de los malos espriritus.

(Foto mostrando como mascamos coca)

Se cogen tres hojas de coca y se alinean cortándolas por tres veces, se llena un vaso de chicha apodado “Puma milk” bebida compuesta de leche canela y un cereal fermentado (no recuerdo cual) que le da el punto alcohólico.
Salimos al exterior tirando las hojas troceadas al suelo y la mitad del contenido del vaso (eso para la pachamama) bebiendo el resto.
Después nos enseñó a como se preparan las hojas de coca para mascar, es una costumbre de ellos ya que con eso no tiene tanta hambre y les estimula para poder trabajar sin sensación de cansancio.


Todos probamos de mascar esas hojas mezcladas con un fino sarmiento de tallo de planta y bicarbonato apelotonado como una bola y colocado en un lado de la boca dejándolo ensalivar, mascando de tanto en tanto y bebiendo chicha.

El sabor era desagradable, amargo de hoja verde y con el regusto del bicarbonato en la punta de la lengua.
Aguantamos los 20 minutos que es lo mínimo para recibir sus beneficios.

Aparte del mal gusto de boca no noté nada más.

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