jueves, 19 de julio de 2012

2/6/2011 Kuta, Bali



El maldito gallo, primo hermano del de Zanzíbar, se ha me a colado en la habitación a las cinco de la mañana, no físicamente, claro, sus gritos cacareantes vespertinos que cruza los muros de la
habitación como si fueran de papel.
Si lo pesco le pienso gritar al oído hasta que me pida perdón.


Mi hotel está en una zona tranquila (si no contamos al gallo) junto a la playa y a 15 minutos andando del centro de Kuta.
La ciudad es caótica. Una carretera, de un solo carril en cada sentido de la marcha, cruza la ciudad abarrotada de coches y sobre todo de motos que compiten por los escasos metros de anchura usando en ocasiones las destartaladas aceras para adelantar a los coches.
Los cláxones forman parte de la sinfonía de la ciudad junto con el ruido ensordecedor de los motores.

Muchos vendedores ambulantes de abalorios, motos aparcadas el infinitas hileras con sus conductores ofreciendo transporte, taxis circulando vacios en cantidades exageradas para lo pequeña que es la ciudad. La misma competencia hay en restaurantes y comercios. Se nota la tensión de querer vender a toda costa, no hay sensación de relajo cuando me abordan para convencerme de comprar.

Las aceras son también anárquicas tanto en la anchura como en la altura o en la composición del material de construcción,. Hay que caminar mirando el suelo pues abundan baches, desniveles y algún que otro agujero por rotura de la tapa de registro del alcantarillado.

Todo este caos esta hermosamente enmarcado con una vegetación exuberante. La arquitectura, sobre todo de los hoteles más caros, con esculturas típicas de las zona, embellecen el paisaje dándole aspecto exótico.

La playa es muy larga, de arena oscura, aguas menos turquesas que en Darwin, más azul marino. Los surfistas aguardan pacientemente junto a sus tablas, reunidos en grupos, la llegada de esas deseadas olas para cabalgarlas atravesándolas. Hoy no llegan.

Hay chiringuitos para tomar refrescos, masajistas ambulantes o con su propio espacio con tumbonas para poder trabajar. Vendedores ambulantes y por desgracia, alguna zona con basura acumulada por falta de infraestructura.
A un monton de basura le prendieron fuego y hacía un humo maloliente desagradable.


Ahora estoy cenando en uno de los muchos restaurantes que bordean la carretera que es donde están todos ellos.
Delante de mi puedo observar las tiendas de lujo de la ciudad con sus enormes carteles iluminados que le da un aspecto cosmopolita de Little New York.
La cantidad de motos aparcadas es sorprendente, aún lo es más el que no hayan accidentes tal y como circulan (o sí los hay pero los ven en el hospital).

El día ha sido tranquilo, he hecho la compra en el super, al querer pagar con la tarjeta me han dicho que no superaba el mínimo de 50.000 rupias para usar la visa. He cogido más cosas y aún no llegaba, faltaba un chupa-chup para alcanzar la cifra, lo he cogido y se lo he regalado a la cajera.

Lo curioso es que 50.000 rupias son unos 5 dolares, unos 3,5 euros y llebeva en el cesto un colutorio oral, tres manzanas, tres plátanos,una bandeja de piña cortada a rodajas, una caja de galletiras saladas( las cogí para completar el monto deseado) y una botella de agua grande……………

Regalado para nuestra economía, ¡vaya cambio respecto a Australia¡


A la salida he visto unas piscinas llenas de pececitos como boqueroncitos, por el módico precio de 10 dólares he introducido mis piernas y he alimentado durante 20 minutos con las células muertas de mi epidermis a centenares de pequeños “Garra Rufa” que así se llaman.

Al principio es una sensación tan extraña que da repelús, pero al momento el cerebro lo asimila como no peligroso y es una sensación de pequeños pinchacitos superficiales acompañado de las caricias de las cientos de colas moviéndose rozando mis piernas y sobre todo en los pies, entre los dedos.
Es una nueva sensación que no había experimentado anteriormente, muy agradable y con el resultados de unos pies limpísimos y una piel suave en mis piernas.
Ya había oído hablar de estos peces usados en algunos sitios para terapia de los pacientes con psoriasis.

Me he comprado una guía de Bali muy bien de precio, la tarjeta sim del teléfono aún no me decido, quiero comprar la mejor para llamar a España.

A la hora de comer, desde el hotel, he hablado por skype con José, me ha hecho mucha ilusión ya que normalmente por el cambio horario no suele haber nadie conectado, para él eran las siete de la mañana, se ha quedado sin ir a la piscina por hablar conmigo.............. Se lo agradezco desde aquí.

Por la tarde también he conectado con Lluis, me ha dado la buena noticia que vienen a Bali de vacaciones, no irá a Japón y encima les podré ver.

Hoy es el día skype, seguro que cuando llegue al hotel a la noche encuentro a David también conectado.