jueves, 19 de julio de 2012

28/6/2011 Ubud(XI) Bali



A las siete de la mañana despedida de Carlos, nos hemos dado un fuerte abrazo mantenido, creo que en su pensamiento estaba la misma sensación que en el mío…………………….No nos volveremos a ver nunca.
Un nudo en la garganta me ha hecho notar el mucho cariño que le he tomado.

Esto me trae a la memoria un verano de hace 10 años que por acompañar a una amiga fui a pasar dos semanas en una masia con actividades de crecimiento personal llevado por unos psicólogos donde se realizaban juegos para a través de ellos recibir mensajes de aceptación de los acontecimientos de la vida.
Lo pasé genial, me gusta mucho jugar y allí no parábamos.
Entre los muchos juegos que hicimos, el de escultura con ojos cerrados trabajando el barro me descubrió que tenía cierta habilidad en ese tema.

Pero volviendo al pensamiento inicial, la despedida me recordó uno de los juegos que consistía que con ojos cerrados recorríamos las manos de la persona que se nos cruzaba en el camino (estábamos todos en un recinto cerrado y tarde o temprano nos íbamos encontrándonos todos). Luego tenias que dejarlas ir al tropezar con otra persona y empezar a reconocer las nuevas manos.
El sentido del juego era aprender a aceptar nuevas relaciones y a desprenderse de las anteriores sin traumas.
Es curioso que en aquel juego noté algo muy extraño, cuando mis manos tocaban otras manos un rato recorriéndolas, se me producía una sensación de aproximación a aquella persona. No es que la reconociese es que mi tacto al palparla mandaba al cerebro unas sensaciones que producían unos sentimientos.
Si no recuerdo mal, la mayoría salvo alguna excepción me fueron muy agradables. A algunas me costaba de soltarlas, me producía desasosiego el separarme de ellas (y no sabía quién era esa persona).

Bueno, este rollo para recordar el dolor (momentáneo, claro) que me producía separarme de unas manos solo por el tacto que no será de doloroso la separación de una persona con la que he convivido un cierto espacio de tiempo, aunque sea corto y que le tenía que decir “adiós, no nos volveremos a ver nunca más, cuidarte”.


La mañana ha sido placentera trascurriendo lentamente con algún paseo por nuevos y viejos rincones.
Las fotos son del interior de la ciudad. Caminando por la calle no se ve pero si me adentro por alguna callejuela se me abre estos paisajes de arrozales y cabañas dentro de la ciudad.

La comida Nasi Goreg sea fruit, es lo que más pido últimamente, arroz frito con verduritas y frutos del mar, buenísimo y solo por 3 euros.


Por la tarde he ido a clase de yoga, los ejercicios aunque parecidos a los que hacía en España, tiene una connotación diferente y mucha más dificultad ya que son movimientos más forzados.
Acompañando ciertos ejercicios de concentración y meditación al empezar la clase hemos recitado en voz alta lo que previamente decía la profe.
¿Haciendo boca, que se dice, para el retiro espiritual del Nepal? Ya veremos.


La clase ha sido tan intensa que duraba casi dos horas pero me han parecido cuatro. Mañana vuelvo.

Ya en la habitación dado por terminado un nuevo día en Ubud y con cierta leve sensacion de desasosiego me conecto a internet donde he felicitado a David, el australiano que hoy cumple 55años.

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