29/6/2011 Ubud (XII) Bali

Nuevamente llueve.
He mirado por la web y al parecer Lluís y Vanesa no van a tener suerte con el tiempo en Bali, hay previsión de lluvias los próximos 7 días.

Esta mañana el mozo que barre mi habitación estaba muy comunicativo ha estado más de media hora contándome su vida, los estudios que no tiene, el salario que cobra de 800.000 rupias al mes (unos 70 euros). La imposibilidad de progresar si no domina el inglés.

Me ha dicho que asiste a clases gratuitas de inglés me contaba riendo que al principio cuando los turista del hotel le preguntaban por una toalla no sabía lo que era, ahora ya sabe más ingles pero sigue estudiando para mejorarlo.

Le ha costado marcharse, se notaba que le gustaba ser escuchado.

Por la mañana he llamado al chofer que medio apalabre que me llevara al aeropuerto a buscar a Lluís.

Hemos quedado mañana a las cinco de la tarde, me lleva y nos trae por 180.000 rupias que es mucho menos de lo que cuesta el bus para los tres.

He ido a clase de Yoga por la mañana de dos horas que me han vuelto a parecer cuatro. Es muy duro, en especial el de esta mañana “Yin Yoga”

Tras la concentración con sus canticos pertinentes ha empezado el martirio que consistía en colocarse una pelota de tenis en la parte alta de la pierna junto a la cadera y tumbarse encima.
El dolor es intenso y nos preguntaba la profe “duele” le decíamos que si y decía “bien”.

Luego hacerla rodar a lo largo de la pierna sin perder el apoyo en ella, luego glúteos, etc.

El dolor muy intenso al principio iba perdiendo sensación desagradable a medida que se mantenía, no pasó en ningún momento a ser confortable ni relajante pero perdió su sensación de dolor imposible para pasar a ser dolor controlado, conocido y a no hacerle caso.

Lo que yo digo, somos masocas, la clase llena a rebosar.
Éramos unos treinta entre turistas y residentes y todos sin excepción ponían cara de sufrimiento.

El resto de la clase por un estilo de dolorosa pero al acabar una sensación maravillosamente reconfortante física y mentalmente.

Por la tarde, como no había castigado suficiente el cuerpo asistí a otra clase de dos horas más de “Vinyasa Flow” que son ejercicios de yoga para malabaristas por lo menos ya que hemos retorcido el cuerpo hasta lo imposible acabando apoyados sobre la cabeza haciendo la vertical.

Me encantan las clase tanto por la profesionalidad de los profesores como por el entorno ajardinado que rodea toda la sala que es abierta al exterior toda ella (menos el techo, claro).

Los siete días que me quedan si puedo iré cada día.

A la vuelta al hotel me he encontrado con una mujer que me ha parado preguntándome si venía de hacer yoga, la he reconocido de la clase de ayer.

Nos hemos puesto a hablar en la acera pues había quedado con una amiga para ir a cenar y no le daba tiempo de ir a tomar algo, así paradas en la acera me ha contado toda su vida.

Es de California, tiene 52 años sin hijos ni marido, toda la vida sola. La relación más larga que ha tenido fue hace años con un hombre que nunca estaba dispuesto a hacer nada, tenía que ir sola a todos los sitios, duró 3 años.

Me ha dicho que no tiene novio, que no tiene relaciones sexuales y que cree que eso ya no va a cambiar.

Es una mujer atractiva de muy bonitos ojos azules, algo entrada en carnes lo que hace que tenga una cara sin arrugas aunque mucho culo y el típico mal gusto de los norteamericanos vistiendo.

La conversación ha durado más de media hora y nos hemos despedido con un fuerte abrazo algo desproporcionado para lo que nos conocemos.

Mañana se va de tour con un grupo de californianos también lo que no le hace gracia, preferiría conocer gente de países diferentes. Teme aburrirse en el tour ya que son muchos días y son parejas más bien mayores.

De vuelta al hotel voy algo alucinada por tantas confidencias espontáneas de la gente que voy conociendo en mi viaje.

Ya en la habitación contacté con Rosend que está mirando la posibilidad de unirse a mí en Nepal en septiembre.
Seria guapo hacernos unos trekking juntos