jueves, 19 de julio de 2012

30/6/2011 Ubud (XIII) Bali



Me he levantado pensando en el sms que me mandó ayer Carlos diciendome que vaya a Gili.
Estoy contenta de haberle conocido, creo que es una suerte llegar a intimar tanto con personas del país que visito. Es la mejor manera de ver de cerca y oír cómo son sus vidas, que sienten y aspiran. Palpar sus sueños y hacerlos míos por empatía. Esto me enriquece, me da vida.
Me gusta conectar no solo con paisajes sino también con sus gentes de manera más cercana. 
Esto solo se puede conseguir viajando sola ya que todo mí tiempo y dedicación pueden ser focalizadas hacia las personas que encuentro en mi camino.
Es curioso, no me he sentido sola ningún día desde hace tres meses que inicié mi viaje y sí que me he sentido sola en muchas ocasiones estando en Barcelona.

De buena mañana he recibido mail de Lluís que están ya en Singapur que no me olvide de que llegan hoy…………………..Está tonto,¿ como me voy a olvidar de eso?

La actividad de las familias balinesas empieza a la salida del sol (las seis de la mañana) hoy en particular les oí muy activos picando algo para la comida (suponía) en unos morteros que hacían mucho ruido.
Han estado en esta actividad horas, me dieron ganas de bajar a ver que se cocinaba.
Más tarde me enteré que hoy es un día especial y hay celebración en el gran templo por lo que ha estado trabajando en las ofrendas florales desde que empezó a cantar el gallo, que aquí también tienen uno ¡faltaría más¡

Lo de las ofrendas florales me tiene alucinada, entiendo que las coloque en altares que hay en todas partes e incluso entiendo que las pongan en un rincón a la entrada de la casa por aquello de la buena suerte, pero que la pongan en cualquier parte preferentemente en medio del camino, en mitad de la escalera que tienes que hacer piruetas para no pisarla, encima de las motos, coches, en cualquier sitio sin preocuparse de si estorban o no, no lo acabo de pillar.


He ido esta mañana a Yoga que como siempre ha sido duro y reconfortante. Mientras esperaba entrar en clase he estado en el bar del centro de yoga que tiene un entorno muy relajante.

Por el camino que hago siempre voy encontrando a las vendedoras de siempre que ya me conocen.
Me dan los buenos días sin insistirme a que compre. Me empiezan a ver como una vecina más que como turista, incluso los taxistas ya no me dicen ”transporte mam” sino que me saludan como una conocida.
Una me ha preguntado si me quedo a vivir aquí, le he dicho que no estaría mal pero que no.

Recibí un nuevo sms de Carlos diciéndome que se encontraba mejor que me echaba en falta que sabía que yo le quería pero que uso demasiado la cabeza y debo seguir los dictados del corazón.
Me dice que está confuso que espera que me decida si quiero estar con él pues él quiere estar conmigo.

Creo que le ha debido confundir mi invitación a Bali, claro que le tengo mucho cariño pero de eso a tener una relación de pareja como me dice hay un trecho enorme, supongo que me ve como su hada madrina, le he hecho realidad un sueño y me seguirá pidiendo que le haga realidad otros, ya veremos por donde sale. Mañana le llamaré para hablar.

Ya por la tarde me he encontrado con Martana, el chofer que me ha llevado al aeropuerto para recoger a Lluís y Vanesa.
En el camino he ido observando el pálpito de la vida de los lugareños que se desarrolla a lo largo de la carretera donde construyen sus casas y negocios.
En esta zona hay muchas esculturas en piedra de dioses hindús y monstruos mitológicas. También se ven muchos locales de exposición de pintura y tallas en madera.


El avión ha llegado 10 minutos antes de la hora prevista pero entre que nosotros hemos llegado tres cuartos de hora antes, que pasar la inmigración y recoger maletas lleva otros tres cuartos de hora, la espera se ha hecho larga.


He hecho una foto a una escultura que hay en el aeropuerto, me ha parecido atractiva.

Qué alegría ver a mi hijo y su mujer tras tanto tiempo.

El trayecto de vuelta no he parado de hablar contándoles todo a la vez. Es la alegría del encuentro que me hace muy parlanchina, también facilitado por el poder expresarme en catalán o castellano pues llevo tres meses de hablar cada día en inglés.

El hotel les ha encantado. Su habitación está muy bien y el entorno es mágico por la noche, espero que de día les siga pareciendo bonito.


Hemos ido a cenar (ellos, yo no ceno a esas horas) al “Kafe” el restaurante de los turistas intelectuales que le digo yo por la fauna que lo frecuenta. Esta justo delante de su hotel.

Hoy me he ido a dormir tardísimo, ya eran las once y media de la noche cuando me he despedido de ellos y me he ido a la cama.

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