jueves, 19 de julio de 2012

6/11/2011 Paseando por Miraflores, Lima



He dormido muy a gusto. La cama después de 48h sin catarla sienta de maravilla.

Ayer llegué a Lima cuando se ponía el sol. El ver el disco solar tan nítido, sin ninguna molestia de murarlo directamente me pone de manifiesto la mucha polución que hay en la ciudad que hace de filtro a los rayos.

El mar estaba grisáceo con altas olas, la carretera hace de barrera entre la ciudad y el mar por lo que para acceder a la playa desde aquí, distrito de Miraflores, se ha de bajar por un amplio paso por debajo de la carretera.


Como hoy es domingo la playa está llena de surfistas con sus tablas intentando cabalgar esa ola que les parece la idónea. O no llega o no saben pero el 99% están con la barriga encima de la tabla, solo alguno se pone de pie pero escasos segundos. Debe ser difícil.

No hay (en esta zona) playa de arena, son de guijarros, no es muy ancha por lo que las personas que toman el sol se aglomeran en el poco espacio de playa que les queda. Puede que sea porque la marea esté alta hoy, no lo sé.


En líneas generales y con los ojos aún llenos de Cuba me ha parecido horrible tanto la playa como el resto de la ciudad.
Una maratón llenaba las calles adjuntas a mi hostal, cuando salí estaban acabado la carrera.

Pasé la mayor parte del día poniendo en orden mi blog, contestando mails, hablando por skype con Jose, mirando que pasa con el Machu Pichu que en el desayuno una compañera inglesa me ha dicho que para subir hay que reservar día con mucho tiempo de antelación, incluso en temporada alta la espera es de meses. Como es temporada baja puede que lo consiga en breve.

Limitan la accesibilidad a Machu Pichu a 400 personas diarias, me parece que aquello será Las Ramblas de Barcelona.


Me he comprado la guía de Lonely Planet de Sudamérica, advierte de atracos en la ciudad y da consejos………………………¡como añoro Asia¡

Bueno, esa actitud no es buena para predisponerme a disfrutar de América, no todos son atracadores ni todo polución ni playas feas, lo bueno está por llegar, estoy impaciente por subir al Machu Pichu.

En un restaurante del centro donde hacían pollo a la leña he conocido a Fabiola y a su prima Cristina, son ambas simpáticas camareras del local que me han estado ilustrando sobre una bebida que iba incluida en el menú llamada chicha morada.

También me ha explicado Fabiola que procede de la selva, es de Iquitos y está estudiando restauración para poner restaurante en su pueblo.
No le gusta la ciudad y sueña con volver a su terruño. Me ha pedido mi facebook. Estoy segura que le he caído bien pues me ha tenido tanto rato escuchándola que se me ha enfriado el pollo.


Realmente la gente joven es encantadoramente cándida, me gusta mucho que me cuenten sus sueños y aspiraciones.
A veces cuando me explican sus cosas me acuerdo de que yo sentía lo mismo a su edad y me llena de melancolía agradable.

Cierro la jornada alertándome sobre la necesidad de reservar el crucero a la Antártida con tiempo no me vaya a pasar lo mismo que ahora con la ruta del Inca para subir al Machu, no hay sitio hasta finales de mes, tendré que ir por otra ruta.

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