jueves, 19 de julio de 2012

6/12/2011 La mina del diablo, Potosi



Así se titula el multigalardonado reportaje sobre las minas de Potosi rodada en el 2005.
Fue rodado por un lugareño.
La gente que sale en el reportaje sigue en su mayoría trabajando en la mina con las mismas condiciones que cuando se rodó.
Muchos galardones pero nada se hizo para mejorar lo denunciado.

La experiencia ha sido muy fuerte para mí, lo he pasado mal.

Nos equiparon con pantalón, botas, chaqueta y casco con luz.


Tal y como se ha estudiado en experimentos del comportamiento humano, como el de la cárcel de Stanford, donde se vistió a gente universitaria tomada al azahar de presos, otros de carceleros y tuvieron que parar el experimento porque se les fue de las manos produciéndose crueldades no previstas.

Pues eso, me puse el uniforme de minero y note que se experimentaba un cambio en mi interior sintiéndome una más del gremio con sensación de orgullo de pertenencia al grupo, me sentí hermanada.

Que tontería, solo fueron 5h, pero eso es lo que sentí.


Primero pasamos por el mercado del minero y vestidos de esa guisa nos paseamos por los centros de venta de explosivos que por cierto son libres, todo el mundo, incluso los niños pueden comprar explosivos sin límite.
Compramos cosas para regalar y refrescos para los que estaban trabajando.


Allí probamos el alcohol de 96º que es lo que beben los mineros los viernes tirando un poquito al suelo para la Pachamama y el resto para dentro.
La verdad es que a pesar de ser alcohol puro y duro me gustó.


Visitamos la factoría de extracción de los minerales de las piedras (calcopirita).
En principio las muelen, del producto resultante pasa por una segunda trituración, el producto flota en agua como una espumilla que se decanta a otro contenedor.
Se les añaden reactivos químicos de lo más variado según el mineral a extraer, usan incluso arsénico.
Después se dejan reposar en grandes piscinas con la evaporación del agua queda el poso del metal en cuestión que es secado al sol.


Por fin el momento llegó de entrar en la mina de la Candelaria donde trabajan 80 mineros.
A los diez minutos de entrar ya quería salir, no podía respirar, por un lado la nariz tapada como me pasa en las alturas y por otro lado el aire estaba enrarecido con un fuerte olor a sulfuro que picaba en la garganta.


A medida que nos adentrábamos los pasadizos se hacían más estrechos teniendo que gatear e incluso en determinado momento estirarnos completamente al suelo y pasar arrastrándonos.

Bajamos por un hueco increíble de estrecho y vertical a un segundo nivel donde se abrían nuevas galerías por donde se podía caminar agachados pero más cómodamente.

Por las galerías más amplias había raíles y carretillas para el transporte del mineral.


El techo muy irregular en las alturas con salientes imprevistos que produjo que me diera con él en varias ocasiones, una de ellas el impacto fue tan fuerte que caí de espaldas al suelo. Gracias al casco no me dolió.

Descendimos a un tercer nivel también por agujeros tamaño extra small llegándonos al final hasta un cuarto nivel a 55m de profundidad conectando con la entrada de la mina El Rosario donde trabajan 150 mineros más.


Estuve hablando con uno de ellos que venía de descargar un saco de 60k que llevaba a su espalda.
Me dijo que se llama Jerónimo Hidalgo, que tiene 37 años y levaba 21 trabajando en la mina.
Le hice una foto y quiso ver si había salido guapo, me preguntó si la ensañaría en España y le dije que la pondría en la web en mi blog para que lo conocieran mi familia y amigos, le gustó mucho la idea y eso hago.


La temperatura variable, en zonas muy frías cerca de 0ºC, los pozos más profundos llegamos hasta 45ºC todo eso en un espacio relativamente pequeño.

El aire muy enrarecido con olores diferentes dependiendo de las zonas, en una que entraba agua el olor a humedad era intensísimo pero una delicia en comparación al de otra galería que acababan de detonar explosivos y aún flotaban en el aire, iluminadas por nuestra lámpara, partículas de dinamita que impedían respirar bien.

Hablamos con los mineros, les dimos nuestras ofrendas que agradecían sinceramente, todos sin excepción con su flemón de coca en el carrillo deformándoles la cara, lo necesitan para no desfallecer.


También vimos al Tio de la mina, muñeco que más parece un fantoche al que rezan, ofrecen alcohol y coca, principalmente los viernes para que les de suerte y los proteja de desgracias.
El nombre viene de cuando los querían evangelizar, no sabían pronunciar la “d” y la hacían “t” para decir dios decían tio.


Por fin salimos al exterior a las tres horas más o menos, solo con ese tiempo mi garganta era fuego, mis ojos irritados y un olor a metales impregnado hasta los huesos.

Fuera estaban reunidos en asamblea gran parte de los mineros.

Se agrupan en cooperativas para la venta del mineral, tienen un horario de 8h y un sueldo, luego se producen reparto de beneficios.
Los hay que van a su bola, autónomos, esos cobran según lo que extraen y no tienen horario fijo.

La depuración del mineral esta llevada a cabo por empresas privadas que también se han agrupado entre ellas para pagar lo mismo, eso se llama oligopolio y normalmente está penado en el libre mercado de los países desarrollados.

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