Nos levantaron a las cuatro de la mañana y con un jeep subimos hasta una explanada donde quedaron aparcados.
A partir de ese punto subimos a una montaña durante una media hora en la oscuridad de la noche iluminados por las linternas de otros turistas ya que ni Miguel ni yo llevábamos.
En el trayecto perdí mi gorro comprado en Taronja (zoo de Sidney) se me cayó al quitarme el anorak. Con el esfuerzo de la subida tenia calor, lo llevaba en el bolsillo, me di cuenta más tarde. No lo encontré en la bajada.
Llegando al mirador aquello parecía las ramblas. Cuanta gente reunida allí a tan temprana hora.
Los más jóvenes son dos niños de escasa edad llevados en forma de mochila en la espalda por sus padres.
Como había tanta gente, Miguel y yo continuamos subiendo hasta la cima.
La salida del sol espectacular, la silueta de los tres volcanes se iba dibujando a nuestra vista a medida que los rayos solares tomaban su lugar.
Como una aparición, podíamos ya distinguir entre lo rojo del cielo y un mar de nubes a la derecha, los volcanes y un rio de lava a su falda.
El bromo está en medio de los tres, de su interior sale una columna de humo ya que sigue activo.
Bajando, ya amanecido, me encontré en el mirador a dos españolas de Málaga una y de Melilla la otra que viven en Barcelona. Lo más curioso es que me encontré con Mauro, el italiano que vendió la auto caravana a John en el backpachker de Darwin con el que fui a bailar salsa.
Estamos todos en los mismos sitios.
Estamos todos en los mismos sitios.
Desde el mirador nos llevaron en jeep hasta la falda del volcán en una zona que es como un mar de lava con un templo del color de la ceniza volcánica con aspecto fantasmagórico.
Nos ofrecían caballos para llegarnos hasta la subida del volcán. Es un negocio con mucha competencia, hay casi más vendedores de servicios que turistas y se nota la tensión de la competencia.
La dices a uno que no quieres caballo y el que está inmediatamente al lado que ha oído que no quieres, te ofrece el suyo, así sucesivamente, no se dan por vencidos.
La dices a uno que no quieres caballo y el que está inmediatamente al lado que ha oído que no quieres, te ofrece el suyo, así sucesivamente, no se dan por vencidos.
La subida al cráter es empinada y con polvo volcánico, el olor sulfuroso es desagradable.
Hay vendedores de mascarillas, yo me niego a ponerme una, con lo que cuesta respirar subiendo tanto desnivel solo falta que algo interrumpa la entrada de aire en mi boca………..Me ahogaría.
Precioso. Espectacular. Increíble. No sé qué adjetivo emplear para describir las vistas desde la chimenea del volcán. Por un lado el valle con el templo y el rio de lava, por el otro el interior del mismo con su humo saliendo de las profundidades.
Las fotos tomadas no hacen justicia de su belleza.
Las fotos tomadas no hacen justicia de su belleza.
La bajada divertida ya que como es como arena he bajado de lado dejando resbalar mis pies bien calzados con mis botas de montaña como si fuera nieve, dándome impulso en la bajada.
Subida media hora bajada 10 minutos.
Subida media hora bajada 10 minutos.
Nos hemos reunido un grupo entre las dos inglesas, el italiano, las dos españolas, Miguel y yo muy agradable.
La vuelta al hotel con ducha de agua calentísima para quitarme la arenilla volcánica que la llevaba hasta en la ropa interior y un buen desayuno de bufet libre nos ha devuelto al mundo de la comodidad.
El hotel es bueno ya que como compartimos habitación nos sale a la mitad de precio y tiene mejores servicios que los de nuestras compañeras españolas.
Desde Cemoro Lawang tomamos un van (el mismo que nos trajo) para llegarnos a Probolingo para tomar el tren hasta Yogyakarta.
Toda una odisea del mundo de la montaña. Las mafias actúan a pesar de nuestros deseos, se nos reparten y no podemos decir nada. La cosa pasó así.
Toda una odisea del mundo de la montaña. Las mafias actúan a pesar de nuestros deseos, se nos reparten y no podemos decir nada. La cosa pasó así.
Las españolas, como no tenían agua caliente vinieron a ducharse a nuestra habitación. Quedamos en ir juntos con las inglesas hasta la estación de Probolingo.
Se van a su hotel para recoger su mochila.
Se van a su hotel para recoger su mochila.
El conductor de nuestra van espera pacientemente pues no quiere perderse los 40.000 rupias de cada una de ellas.
De pronto recibe una llamada teléfono móvil y nos dice que nos vamos sin ellas.
Le preguntamos y nos dice con su mal ingles incongruencias. Le insistimos en saber los motivos y nos confiesa que no quiere que el conductor del bus publico se enfade con él ya que ellas han quedado en bajar en el bus.
Le preguntamos y nos dice con su mal ingles incongruencias. Le insistimos en saber los motivos y nos confiesa que no quiere que el conductor del bus publico se enfade con él ya que ellas han quedado en bajar en el bus.
Nosotros insistimos que ellas vienen con nosotros y él en que no las lleva, en eso llega el bus público y bajan ellas que nos dicen que hacemos si vamos con el publico solo cuesta 25.000 rupias. Yo les comunico que no tiene opción ya que nuestro chofer se niega a llevarlas y yo me niego a ir con el mafias del bus público.
Resulta que ellas de camino a nuestro hotel se encuentran con el bus que las invita a llevarlas, ellas dicen que primero tienen que hablar con nosotros a ver qué hacemos.
El del bus les dice que suban que las lleva a nuestro hotel a preguntarnos que hacemos. Mientras hace la llamada de teléfono a nuestro chofer (todos saben quién lleva a quien) y le dice a nuestro chofer que esas españolas van con el bus, que se olvide de ellas.
Y así es, da igual lo que opinemos nosotros, se nos reparten. Si decimos que no a ambos ya no tenemos medio de locomoción hasta al día siguiente y lo saben.
El del bus les dice que suban que las lleva a nuestro hotel a preguntarnos que hacemos. Mientras hace la llamada de teléfono a nuestro chofer (todos saben quién lleva a quien) y le dice a nuestro chofer que esas españolas van con el bus, que se olvide de ellas.
Y así es, da igual lo que opinemos nosotros, se nos reparten. Si decimos que no a ambos ya no tenemos medio de locomoción hasta al día siguiente y lo saben.
En Probolingo esperamos el tren dos horas, nos encontramos con las españolas que llegan más tarde pues han ido parando en cada pueblo.
Comimos en Probolingo en un mercado autoctono sin turistas, eramos como bichos raros, todos nos miraban estando pendientes de nosotros todo el tiempo.
El tren es de ejecutivo, con aire acondicionado pero con alguna que otra cucaracha lo que aterra a Miguel que no puede verlas.
Cambiamos de tren en Surubaya Gubeng a un tren clase bussines mucho más cutre pero divertido. Tiene ventiladores en el techo. Todo el mundo está estirado, cogen dos asientos. A primera vista parece que no hay nadie en el vagón, van estirados entre ambos asientos o en el suelo.
Hay uno que alquila cojines para la cabeza. Vendedores de comida varia que pasan sin cesar.
La gente es autóctona, los turistas no suelen coger los servicios públicos, van en tour con mini buses.
En las estaciones, por la ventanilla vienen a ofrecernos agua y comida. Me recuerda cuando era pequeñita que era igual en España.
He hecho unas fotos a un vendedor muy simpático y otro me han pedido que les haga fotos, les gusta mucho, luego me dan las gracias.
Llegamos a la estación de Yogyakarta a las 9,30pm.
El hotel no está mal.
Como ya es escuro y nos hemos levantado a las cuatro de la mañana nos fuimos a dormir temprano.
El hotel no está mal.
Como ya es escuro y nos hemos levantado a las cuatro de la mañana nos fuimos a dormir temprano.
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