jueves, 19 de julio de 2012

11/9/2011 Tren de Kota a Agra, Adios Rajasthan.



La decisión de ir directos a Agra y no quedarnos en Kota a dormir ha venido influenciada por nuestra famosísima guía que dice que no hay nada interesante que ver allí.
Así pues decidimos dejar el Rajasthan del cual me ha quedado un hermoso recuerdo.

Repasando los lugares visitados el que más me sorprendió fue Jaisalmer tanto por la belleza de su fortificación y entorno como por la gran suciedad en sus calles y gentes.

De Udaipur me llamó la atención su palacio pero lo más reseñable fue el festival sorpresivo que se montó en sus calles, difícil de describir, parecía que se habían vuelto locos todos sus habitantes con ruidosos pasacalles incluidos juegos malabares. Fue impresionante, lástima que no lo pude filmar pues en foto no se aprecia el trasiego que había.

En Chittor solo estuvimos unas horas para visitar su fortificación, palacio y templos. Lo que más me impactó de allí fue el pulso que me marqué con un grupo de indios manteniendo nuestras miradas con final feliz.

Bundi, ha sido el diluvio con riada lo que dejó una impresión marcada en mí, sin menospreciar la belleza de ese pueblo azul metido entre montañas con un hermoso palacio presidiendo el valle y su consiguiente fortificación.


Ya en el tren, compartiendo cabina con un pequeño ratón que se pasea por debajo de nuestras literas de primera, después de quitarnos de encima a los que piden en la estación y a los que ofrecen sus servicios, me he planteado la dicotomía que he ido llevando a lo largo de este viaje sobre las propinas que es equiparable a la de las limosnas.

Da mucha pena ver gente tan necesitada, a la vez da miedo e incomodo.

Pena, por verlos tan necesitados viviendo en la calle y seguramente sin comer a diario.
Miedo, porque temo que si doy limosna a uno se me tiren encima todos los demás pues los hay a cientos mirando con esos enormes ojos, cualquier movimiento.
Incomodo, pues creo que es una injusticia social abominable que haya gente que pasa hambre mientras otros nos recreamos con viajes que darían de comer a mucha gente.


Reconozco que mi interacción con sus habitantes se ve fuertemente perjudicada por estos prejuicios, añadiéndose la desconfianza a los que fingiendo amabilidad se unen a mi paso preguntándome siempre las mismas cosas con el objetivo de conseguir que haga lo que ellos desean (reciben comisión) enfadándose manifiestamente cuando no lo logran.

Llego a la conclusión de que aunque se viaje en trenes y autobuses visitamos la India envueltos en una burbuja que nos distancia de ellos.

Me pregunto si ha sido diferente en los otros países que he estado y creo que siempre nos separa una gran distancia de los países más pobres, la distancia que hay entre el necesitado y el que no le falta nada pero en India esa diferencia esta llevada a su máximo exponente.

Mañana iremos a visitar el magnífico y famoso Taj Mahal seguro que no me defraudará.

Hoy mando un pensamiento a Catalunya ya que es la diada y otro pensamiento a David que ayer llegó al aeropuerto de Barcelona tras su hazaña de cruzar Canadá en bicicleta y solo.

“Bravo David”

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