jueves, 19 de julio de 2012

12/9/2011 Taj Mahal, el magnifico, Agra



No solo no me ha defraudado si no que me ha sobrecogido enormemente.

La belleza de esta construcción al amor de una esposa, Mumtaz Mahal, muerta al dar a luz su catorceavo hijo, radica tanto en su simetría, en el marco que lo envuelve con el cielo como fondo, la blancura de su mármol, en la suavidad y sencillez de sus formas pero sobre todo en ese aire de fantasía, de cuento de hadas que despierta en mi espíritu al contemplarlo.

Sentada frente a él, dejo que mi mirada se empape de su magnificencia, sobrecogida al pensar en cómo la mente humana puede idear tanta belleza.
Ros me manifiesta estar en un estado similar, impresionado como yo ante este espectáculo.

Paseando lentamente por sus jardines escuchándola audio-guía que nos va explicando la historia de este mausoleo, nos encontramos con nuestros amigos de siempre, los que vamos viendo en cada parada de este recorrido por India.


Son muy jóvenes pero con un “saber hacer” muy maduro, me encanta como regatean con los conductores de rickshaw, sin perder la sonrisa ni la compostura en ningún momento.

Thiboutt es francés residente en Madrid. Ella es mejicana se llama Antonieta, tiene 24 años, es muy agradable y simpática. Próximamente se irán a vivir a Madagascar, suena estupendo, les iré a visitar.

Juntos los cuatro fuimos al fuerte en un rickshaw traccionado por una bicicleta en vez de moto, primero nos negamos a ir los cuatro en ese vehículo por el esfuerzo que puede representar para su conductor pero este se apresuró a decirnos que llevaba motor para ahuyentar nuestros escrúpulos.


Es demencial circular entre tantos coches y motos de forma tan anárquica pero ellos tienen un código no escrito que hace que se entiendan a la perfección evitando los accidentes que nuestra mente da por seguro cuando ves como uno se tira encima del otro (en este caso el nuestro), saliendo indemnes por escasos centímetros.


El fuerte es magnífico, es el más grande de toda la región, como todos ellos está en una colina donde dominar visualmente el entorno.
Posee todos los atributos de los fuertes de las películas con un foso de agua rodeándole, otro foso de leones para quien sabe qué finalidades aunque la guía decía que era para defensa del mismo.


El palacio de su interior es un laberinto de construcciones de hermosas dependencia muchas de ellas de mármol con visión del Taj Mahal al fondo.
Desde aquí contempló su construcción el amante Sha Yahan ya que estuvo prisionero en este fuerte por su hijo que lo destronó.
Nunca pudo contemplar su obra de cerca.


Es curioso como los turistas occidentales (o al menos yo), buscamos con nuestras cámaras la belleza exótica y armonía paisajística que representan los indígenas y ellos nos buscan a nosotros para fotografiarnos también, somos raros para ellos pero no tengo claro que sientan que somos estéticamente bellos.


Comimos con nuestros jóvenes amigos en un restaurante aconsejado en la guía que no nos defraudó.

Por la tarde, tras descansar en el hotel unas horas del largo paseo de la mañana decidimos ir a cenar a un restaurante aconsejado en nuestra guía al bazar Sadar para lo que tomamos un rickshaw y como siempre intentaron llevarnos donde no queríamos con la intención de que siguiéramos usando de sus servicios hasta llegar a nuestro destino.

Eso lo entendí así al final pues de entrada no entendía nada. Se subió junto a nuestro conductor con el que pactamos un precio, otro muchachito con “mucha mili” a pesar de su juventud rayana a la infancia.

Estuvo hablándonos de muchas cosas de forma muy amigable e intentando que le contratáramos para excursiones al Taj y al fuerte, al comunicarle que ya las habíamos hecho manifestó cierta contrariedad.

Nos paró en un bazar que dijo que era el de Sadar, que diésemos una vuelta que nos esperaban para llevarnos al restaurante que les indiqué en un principio.
Eso no me encajó pues mi guía dice que ese local se halla en ese bazar y no en otro sitio. Así se lo manifesté a lo que me contestó que tranquila que ya nos llevaba al sitio que le había indicado.

Sorprendentemente nos conducen por una larga carretera que tras mucho rato parecía que estábamos saliendo de la ciudad. Ros me indica que esa carretera nos lleva al aeropuerto, lo ha leído en un cartel indicativo. Le pido que pare, nerviosa, sin saber que intenciones tenían bajamos y le dije que no me creía nada.
Me aseguró que íbamos al sitio indicado por mí. Subimos nuevamente pero con mucha desconfianza.

Al llegar finalmente a bazar deseado y no al que nos llevaronen un principio, dejamos a nuestros conductores no muy contentos por no haber sacado más provecho de nosotros.

La vuelta al hotel en otro rickshaw también fue conflictiva pues el conductor con el que pactamos un precio dijo saber donde estaba nuestro hotel. No era así, se perdió.
Le insistí que no tenia perdida que estábamos justo a 200 metros de la puerta este del Taj Mahal, pero no me entendía ni hizo nada por entenderme por lo que paró junto a unos jóvenes a preguntar.

Uno de ellos me increpó de que cuanto iba a pagarle, le dije que no era su asunto que eso estaba ya pactado entre el conductor y yo. Insistió pero no le contesté por lo que le dijo algo al nuestro conductor que siguió camino hacia la dirección del hotel.

Por fin llegamos tras largo rato de recorrido, al pagarle me dijo disgustado que perdía dinero ya que había sido muy largo trayecto.( ¿tenía yo la culpa de que se perdiera?)

Eso me dejó pensativa y con mal cuerpo. Mis pensamientos son cada vez más contradictorios. Por una parte me irrita que me intenten engañar continuamente, por otro lado lo entiendo, su situación es precaria,son usufructuarios de los vehículos y deben pagar un alto precio al propietario del mismo, deben hacer malabarismos para sacarse un salario.

Las injusticias sociales no se arreglan con la caridad si no con sistemas económicos más justos. Ese es mi pensamiento cercano al marxismo.

No me siento cómoda en India.

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