jueves, 19 de julio de 2012

12/10/2011 Quince horas en bus Inle Lake a Yangon



Se dice pronto pero creo que hoy he hecho el record de horas de bus en este viaje y creo que en mi vida.

No se si es que me he mentalizado bien pero no ha sido nada pesado. Iba con mi amigo John, el vietnamita que se bajó en Bago dos horas antes que yo.
El primer tramo del trayecto ha sido el más entretenido pero el peor ya que íbamos entre montañas con carreteras muy estrechas, con baches, parando cuando nos cruzábamos con otros vehículos ya que ambos no cabían. Daba algo de yu-yu.
Cruzándonos con pueblecitos y viendo el transcurrir del día cotidiano de los habitantes de estas tierras.
En uno de ellos había fuegos artificiales y todas las casas estaban iluminadas con muchas velas, no sé si tendrá que ver con que hoy hay luna llena.

En una de las paradas para descansar he estado a punto de subirme a otro bus por equivocación pero a los”raros” nos tienen muy controlados, un hombre me ha dicho que ese no era el mío y me ha señalado cual era.
Lo peor del caso es que como no hay una sin dos, me he vuelto a perder en otra parada. Era ya de noche, al bajar al lavabo, medio dormida no me he fijado que allí habían unos cincuenta autobuses más. Al volver no sabía cual escoger.
Por un momento me he entrado pánico, pero ha durado un segundo pues me he dicho “tranquila Maite que al final quedará una niña y una bata”

Me ha hecho gracia mi propio pensamiento que me ha recordado mi primer día de cole de mi vida. Tenía tres años y en casa no me habían dicho que en España no se podía bautizar a ninguna niña que no llevase como primer nombre María.
Me pusieron María Teresa que ya que no aceptaron María Maite porque no hay una santa en el calendario con ese nombre.
Mi madre también olvidó (no me extraña con ocho hijos que quiero) decirme que además de un nombre todos teníamos un apellido y que el mío era Galve.
Conclusión, tras varios intentos de que alguien respondiese a ese (desconocido por mí) nombre de María Teresa Galve, para darle la bata y entrar en clase, quedó una bata y una niña (yo).
Primer día de cole en su primer minuto ya supe quien era el enemigo allí.
Bronca impresionante y gratuita ya que era la primera vez que oía ese nombre y algo asombrada de que encima fuera mío.
Estuve castigada todo el recreo. Creo que esa injusticia marcó para siempre mis relaciones con la autoridad de turno.

Durante el trayecto en el bus nos hizo inspección la policia en tres ocasiones haciendonos entregar los pasaportes (con Franco era igual, siempre tenías que ir con el DNI o libro de familia en los dientes).

Llegue a las cinco y media de la mañana a Yangón en mi autobús. Al final di con él curiosamente por el nombre del mismo escrito en birmano. Me parecieron familiares esos signos y miré en mi billete viendo que eran los mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario