jueves, 19 de julio de 2012

1/9/2011 Primer día en Delhi, India




Para ser el primer día en India he comprobado en carne propia y con creces todo lo que me había avisando que pasaría, tanto mis amigos como la guía de Lonely Planet.
He de reconocer que cuando se sabe lo que puede pasar es mucho más fácil no caer en las garras de los extorsionadores pero jamás imaginé que fueran tantos y tan duro.
Llegamos a la estación de tren New Delhi con el objetivo de llegarnos Internactional Tourist Bureau para pillarnos unos billetes a Jaisalmer.


Nada más entrar en la estación se nos acerca un individuo que nos pregunta si vamos a ese sitio, le decimos que si y nos dice que está fuera, que le acompañemos.

Alertada por la guía, me deshice de él y seguimos camino. No se conformó y nos estuvo persiguiendo por los pasillos insistiendo que fuéramos donde decía él.

Al poco ese nos deja y nos coge otro que lo mismo, insiste en que esa oficina se encuentra en otro sitio al que nos quiere acompañar.

Le digo que no, pregunto a un policía que me indica por dónde ir, no es fácil pues a todo eso nos habían ido dirigiendo hacia el lado opuesto de la estación.


La historia se fue repitiendo con más frecuencia a medida que nos acercábamos a la zona en cuestión.
 Se turnaban para increparnos insistiendo que fuéramos por donde ellos decían y nosotros ni caso.

Uno se puso tan violento en su insistencia que le dije que tranquilo que era mi problema a donde iba y no el suyo, realmente estaba muy enfadado conmigo. Le veo que habla por teléfono y cuando vamos a bajar una escalera se nos cruza otro que dice que por allí no se podía bajar, viendo que no le hacemos caso, se cruza delante nuestro y me dice “a ver los billetes” haciéndose pasar por trabajador de la estación.

Le doy un golpe en la mano que tiene extendidas impidiendo el paso, para poder sortearlo y empieza a gritarme que por allí no se podía pasar lo que me hizo pensar que iba en buen camino.


Para no hacerlo muy largo, esa búsqueda y acoso organizado duró casi una hora siendo al final muy violento pues ya se encaraban conmigo descaradamente, yo me los quitaba de encima sin miramientos.

Por suerte al final pudimos llegar al sitio que buscábamos que no entiendo porque lo tienen tan escondido. Parece como si tuvieran algún interés de que la cosa sea así . Estoy convencida que eso lo saben, saben lo que pasa y no hacen nada para evitarlo.

Por cierto esa oficina en cuestión está antes de entrar al recinto de los trenes, en el edificio principal a mano derecha en un recoveco lateral donde hay unas escaleras medio ocultas. Se sube al primer piso y tras pasar varias oficinas de encuentra el acceso por una puerta con letrero indicativo.


La verdad es que Rosendo y yo reíamos de lo increíble de la situación, de la insistencia, de la organización pues se notaba que se turnaban y se comunicaban por móvil. 
Nadie que quiere ayudar se pone tan nervioso si no le haces caso, no tiene lógica, su insistente actuación les delataba.
Si no lo vivo no me lo creo, fue demasiado, no sé que deben ganar con ese desviarnos a otros sitios para comprar los billetes pero el interés mostrado en conseguirlo es desproporcionado a la posible comisión que obtienen pues eran más o menos unas 6-7 personas involucradas en ese acoso.


Conseguidos los billetes nos hemos felicitado del éxito, no teníamos muy claro si lograríamos deshacernos de esa mafia y en ocasiones temí que hubiera agresión física.

Paseando por la calle de Main Bazaar nos acosó un mozo que trabajaba para una agencia de viajes, tras intercambios de pareceres me logré quitar de encima. Se acerco otro joven diciéndome que el anterior era un mentiroso y mala persona, que no le creyese, me paré y mirándole fijamente a los ojos le pregunté " ¿y tú?" se quedó un poco descolocado, no se esperaba esa respuesta por mi parte, reponiéndose de la sorpresa me dijo"yo soy pobre" se fue, no siguió insistiendo.
Me impactó también a mi su respuesta, ese es el motivo y no debo olvidarlo. ¿Que haría yo en el lugar de ellos?....Lo mismo, seguro.

La comida la hicimos en la terraza de un restaurante llamado Kitchen Café de la calle Main Bazaar, en el hotel Shelton.
Un lugar destartalado y en obras. La cerveza nos la sirven en una especie de tetera sucia y estaba más caliente que fría.
No nos gustó, llegamos allí por las indicaciones de la guía pero me quedaron ganas de escribirles con mi queja.
Mientras comíamos una orquesta por la calle nos levanta de las sillas para observar desde lo alto una procesión con la deidad que está representada por una elefanta con cuatro manos (no sé el nombre pero puede que sea Ghanesa) en plástico muy colorido.

Por la tarde quitándonos de encima a los rickshaws ofreciendo sus servicios, a los niños y madres con bebes pidiendo limosna hemos llegado a un barrio pobre periférico donde las edificaciones de mala calidad y destartaladas estaban rodeadas de muro con alambradas para evitar el robo.
La pregunta del millón es que pueden robar ya que por el aspecto de las viviendas no parecía que pudieran tener nada de valor.
Unas chabolas en la calle contigua podrían ser la explicación. Los había que tenían aún menos.

Las vacas en la calle atadas a un árbol me recuerdan que estoy en el país de las vacas sagradas, solo falta verlas ir sueltas por la calle. Con este tráfico tan enrevesado y esos bocinazos continuos no se si no acabarían en el psiquiátrico.

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