jueves, 19 de julio de 2012

19/8/2011 Chinatown , Vat Buda de Oro, Bangkok



El duelo que le he hecho a mi muela por su brusca ausencia es lo que ha marcado el día de hoy.

De buena mañana yendo al hospital, a punto de ser atropellada por una moto que circulaba muy veloz adelantando coches parados entre los cuales cruzaba yo, he pensado en lo fugaz de nuestra suerte.
En milésimas de segundo, en vez de ir a sacarme una muela hubiera ido a ingresarme por atropello. Aún puedo decir que he estado de suerte si no fuera porque como dice Cervantes por boca de su Quijote a Sancho que en más valor se ha de tener a un diente que a un diamante.

Me encontré con Miguel que iba a que le dieran el alta de su gripe A. Estuvimos hablando de lo que más nos gusta, viajes.

He recogido a Andrés en el hotel, como quiere ir a oír música en vivo en algún piano bar, hotel o sala, nos hemos acercado al Sheraton para verificar horarios de sus veladas de Jazz.
En vez de un hotel parece un gran complejo comercial. Es enorme, hay de todo y a todo lujo.
Por curiosidad hemos preguntado que costaba una noche allí, no es tanto para lo lujoso y grande que es, sale por menos de 200€ noche.

Nos hemos encontrado con Mireia con la que hemos ido a visitar el barrio chino con sus comercios, letreros banderola multicolores, restaurantes, en uno de ellos hemos hecho los honores a una excelente comida.
Hemos visto el Templo del buda de Oro, es un edificio hermoso con sus tejados característicos y sus dorados ornamentales.

No me he llevado la cámara de fotos porque ayer olvidé recargar la batería. Es una pena pues han pasado ante mis ojos escenas callejeras que me hubiera gustado poder fotografiar. Escojo para abrir el día de hoy de mi blog una fotografía tomada ayer en Khao sam street, me gustó la composición que aparece de ambos rostros, el de la turista y el del vendedor, con miradas divergentes así como sus realidades cotidianas.

Hoy la lluvia se ha adelantado un poco para compensar que ayer se atrasó bastante por lo que a las tres de la tarde cogíamos taxi de vuelta hasta el Sky tren que nos acercó a otro gran almacén, El Emporio. Allí tomamos unos refrescos en espera de que dejase de llover.

La cena en casa de Mireia que aún le quedan embutidos y queso para acompañar al pa amb tomaquet

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