jueves, 19 de julio de 2012

20/8/2011 Chatuchak mercado de fin de semana. Bangkok




He llegado reventada de tanto caminar.
Ha sido un día muy completo teniendo en cuenta que hemos pasado la mañana en el enorme mercado de Chatuchak, con sus interminables comercios y un paseo por el rio al anochecer disfrutando de la magia de los templos iluminados.


Andrés ha estado muy sufrido ya que hemos caminado por la multitud de paradas por más de dos horas por no decir tres con un calor que derretía los sesos.
Mireia se ha unido a nosotros por la tarde, para el paseo en barco.


Me ha preguntado si me habían dado mi muela, al contestarle que para que me dijo con ironía “para ponerla al encima de látele junto con la foto de comunión de tus hijos” le he contestado con cara cándida “entonces, ¿deberé comprarme una tele y obligar a mis hijos a hacer la comunión?” Nos hemos reído de la ocurrencia.

Después de tomar café o sucedáneos hemos decidido hacer una visita a la ciudad desde el rio al caer la tarde. Hemos cogido el barco bus, muy barato 15 baths, que nos ha llevado río arriba haciendo paradas como los autobuses.


En el puerto hemos visto a unas jovencitas ensayando un baile en la calle mientras otras les marcaban el ritmo con un rudimentario instrumento. Les he hecho una foto lo que las ha animado a poner más entusiasmo en el ensayo. Debilidades del ser humano, nos gusta ser mirados y mucho más nos gusta ser admirados y en eso me incluyo.

Teníamos intención de ir y volver con el mismo barco pero durante la travesía hemos hablado con un muchacho de aquí que nos ha situado un poco en la realidad de la vida al decirnos que ese era el último barco del día……..No había barco de vuelta.

Ante esta situación decidimos apearnos en la próxima parada para volver al centro en taxi. La estación en la que bajamos del barco estaba ya en las afueras de Bangkok, como en el Hospitalet de Barcelona.


Como ya era tarde pensamos en cenar en aquel barrio. Al pasar por un bar local con cocina en la calle decidimos probar suerte, la tuvimos ya que comimos mucho, bueno y barato.
La propietaria del local sabia ingles lo que facilitó muchísimo la comprensión mutua y poder escoger mejor el menú.

Al marchar le preguntamos cómo ir andando a la estación más próxima del sky train.
No se podía creer la pregunta y nos insistía que nos llamaba un taxi. Era como si alguien en Castelldefells me preguntara como ir a la plaza Cataluña de Barcelona. Es muy grande esta ciudad. Viendo que no nos explicamos bien le dijimos que queríamos caminar durante unos diez minutos o un cuarto de hora y luego cogeríamos un taxi pero queríamos ir acercándonos no alejándonos del centro.
Nos miró como a bichos raros y nos indicó el sentido de la marcha.

El placer de caminar no es compartido por la gente de esta ciudad y pronto entendimos porque. Los cruces que fuimos encontrando en el camino no tenían semáforos y eran vías rápidas amplias y con mucho tráfico.
Íbamos cruzando como en Vietnam, pasamos sin más, esperando que nos esquivasen, si no era imposible cruzar.


Realmente es muy arriesgado caminar por Bangkok.

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