jueves, 19 de julio de 2012

21/10/2011 Paseando por La Habana



Que delicioso es pasearse por La Habana Vieja en un día soleado pero fresquito, es una sensación muy diferente a la experimentada en las otras ocasiones que he estado por aquí con un calor sofocante.

Como siempre me han salido al encuentro los acompañantes espontáneos con pretensión de enseñarme loa secretos de Cuba, suelen ser educados y cuando les corto el rollo se retiran sin más problemas.

Con la noche visitando al Sr. Roca (aquí seguro que son de otra marca los wc) me he levantado bastante baja de energías.
Me sabe mal porque ahora empezaba a recuperarme de los estragos que dejó en mi peso la India. Bueno, todo se andará que recuperar peso no es tan difícil como querer perderlo.

El aperitivo en el Floridita con un daiquiri en la mano y la obligada foto a la escultura en bronce con Heminguey tiene un encanto especial, el del recuerdo de la primera vez.


Por cierto que cada vez que vengo a Cuba encuentro hombres emulando en su atuendo a Heminguey. Es un fenómeno social parecido al de Elvis en Norteamérica.

He estado cuatro veces en La habana y sin embargo la que me llena de nostalgia es la primera vez que estuve aquí hace 25 años.
Cuba era otra cosa, nada se le podía comparar, gente autóctona deliciosamente encantadora, amigos de viaje que conservé durante años y el estar con la persona que más he querido y que de otra manara diferente sigo queriendo.


Como no me sentía muy fuerte para caminar mucho rato cogí el bus turístico, paso algo divertido, una camioneta transportando a dos jóvenes y un niño circulaba paralela al bus, cruzamos las miradas con uno de los jóvenes que me saluda y al que respondo con un saludo, de forma muy graciosa se lleva el puño al corazón y lo golpea varias veces imitando los latidos y me lanza un beso, me hace gracia su gesto y le devuelvo un beso al aire.

El guía que en un principio fue amable pero no me hizo mucho caso durante el trayecto, se percata de este diálogo mudo y viene como un rayo a darme palique para quedar luego.
Amablemente declino la invitación acordándome de la canción del verano de hace varios años “el tiburón”
No me extraña esta predisposición de los cubanitos/as pues con un poco de suerte les apaña la vida.

He cenado un triste arroz blanco que me han preparado amablemente en la Casa de Andalucía.

Al salir, me he vuelto a encontrar al mulatito atlético que me abordó en el malecón ayer, me ha pedido de ir a bailar salsa, es viernes por la noche, está a rebosar de jóvenes por las calles.

Poco antes otro joven se empeñó en convencerme de que unos mojitos son el mejor remedio para la disentería……………...Igual tenía razón pero como soy tan incrédula fui yo la que le convenció de que desistiera en su intento.
Hay que reconocer que tienen mucho arte, mucha labia y están tremendos …………….¡estos cubanitos¡

He estado confeccionándome un itinerario a medida para por fin poder recorrerme la isla de punta a punta en guagua como siempre he querido hacer y nunca he hecho.

El motivo es que venir a Cuba desde España es baratísimo si coges un paquete vacacional con vuelos y hoteles. Esos paquetes te llevan siempre a los mismos sitios (normalmente son los más buscados por el consumidor) y la diferencia de precio es tan grande comparado con ir por libre que siempre he cedido a venir aquí en viaje organizado.


Esta vez será diferente. He tenido a tres muchachas de la agencia de viajes discurriendo entre ellas los hospedajes más convenientes para que me salga barato el dormir que es la parte más cara del viaje.

Los buses y el vuelo de regreso a la Habana antes de partir a Perú han salido bien de precio, el alojamiento me han contactado con casas particulares de conocidos de ellas para que también me salga más económico. Lo más caro serán los tres días de playa que estaré en un hotel tipo resort con todo incluido ya que allí no tenían contactos.

Así pues mañana inicio la deseada aventura de recorrerme Cuba de cabo a rabo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario