jueves, 19 de julio de 2012

25/10/2011 Un día a caballo, Trinidad



Soy mi peor enemigo, me he levantado esta mañana arrepentida de la bulla que le metí a Mercedes, la señora que nos recogió en el autobús y sin mediar palabra nos metió en un carrito bicicleta que nos llevó a una cuadra de la parada tras lo que al bajar se nos pidió dos pesos por el transporte.

Lo digo en plural pues a dos turistas de Irlanda les hicieron lo mismo pero yo protesté pues, según argumenté yo no había pedido ese servicio y nadie me consultó si lo quería ni cuanto iba a costar.
Por otro lado le remarqué que no era un bulto sino una persona a la que había que consultar.

Mercedes dijo “Bueno mi amol, no te enfades ya lo pago yo” y eso hizo.


Esta mañana me he levantado arrepentida de mi pronto pues aún creyendo que tengo razón no debo ir de Don Quijote, si a los turistas se nos ve cómo dólares con patas y se nos intenta sacar lo más posible debo asumir mi condición de turista. Le he pagado los dos pesos.
Otro día preguntar antes de montarme en un transporte si está incluido o debo pagarlo. Si no lo hago antes, después es tarde.
Antes es prudente después es pataleta.
La excursión a caballo ha sido preciosa. A las nueve de la mañana me han recogido con un caballo preparado para mí.


Los campos alrededor de la ciudad son frondosos, muy verdes, con núcleos de vida rural en campos dedicados anteriormente a la caña de azúcar pero que desde que tienen relaciones comerciales preferentes con Venezuela, la caña es importada y estos campos han quedado abandonados sustituyendo la agricultura por la ganadería, tienen reses.

El colofón ha sido un baño en una piscina natural al pie de una cascada.


Sorpresivamente nos han cobrado 6,5 pesos convertibles para entrar, allí no había nadie para cobrar, eso se lo embuchaca el guía, lo que peor sienta es que no hayan avisado al tomar el tour.
Eso es como si vas a un restaurante y al traer la factura te incluyen tasas sin avisarlo en la carta.
He conocido a una Navarra, Mari vi con sus dos hijos ya creciditos Maite y Idoa (Joan). Hemos estado bañándonos juntas y conversando sobre Cuba, es la primera vez que vienen.


Paseando con este caballo he añorado a los míos. ¿Cuánto tiempo hace? Creo que unos quince años desde que los vendí .Esos sí que eran hermosos y con buena doma.
Melodía era una yegua con hierros de la casa Terry. Era hermosa y tremenda, tenía un cómodo y largo galope. Recogía el cuello al caminar con mucho empaque. Daba gusto verla.


Troilo fue el primero en llegar, el más mayor y el más noble. Tenía buena doma tanto clásica como vaquera y era muy cómodo cabalgarle. También estaba puesto para salto.

Tachenco fue el último en llegar y el más juguetón, recuerdo cuando los tenia sueltos por el jardín recién construida la casa de Begues venía hasta donde estaba yo sigilosamente y con sus dientes estiraba de la cinta que me sujetaba el pelo. Era muy alto y con buena estampa.

Formaron parte de la familia durante ocho años hasta que por los muchos deberes que traían los niños los fines de semana, pasaban los meses y ellos sin salir del establo.
Fue una decisión dura pero necesaria, eran animales y no motos que se puedan aparcar en un rincón del garaje.
Los paseos a caballo de aquella años marcaron una etapa muy hermosa de mi vida y creo que también en la de mis hijos.


Por la tarde había quedado con mis amigos cubanos Roberto, Odalys y Brenda.
Los conocí ayer, trabajan para el Estado en el departamento de recaudación de multas y todo el mundo los conoce pues quien más o quien menos todos han pasado alguna vez por su oficina para pagar alguna sanción ya sea de trafico u otras.
Hemos ido a bailar a tres diferentes sitios punteros de salsa cubana donde les conocen y les han invitado a tomar ron.
Yo como no estoy aún bien del digestivo me he abstenido.


Han acabado, sobre todo Roberto con unas trompa descomunal pues se ha ido calentando con las invitaciones y ha acabado comprándose una botella.

Nos hemos despedido con un fuerte abrazo y con la promesa de volver con más tiempo para seguir disfrutando.

Mañana a las ocho salgo en bus hacia Camaguey.

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