jueves, 19 de julio de 2012

28/9/2011 “Mañana saldrá el sol”. Yangun



Así rezaba el asunto del mensaje que mi hija me había mandado la noche anterior y que yo abrí a primera hora de la mañana, impaciente, sin haber ni abierto los ojos del todo y con las legañas puestas.
Claro que eso era metafórico pues no solo no hubo sol si no que diluvio todo el día sin descanso y con una furia inaudita.

Estaba deseosa de saber si la transferencia a ese señor desconocido por nosotras que iba a recibirla en Singapur no había tenido más tropezones y Marta me decía que había sido OK.
Nerviosa de tanto esperar, de tan malas sensaciones de los días anteriores donde todas las soluciones al problema del dinero se habían ido desvaneciendo entorpecidas e imposibilitadas por el sistema. Di un gran respiro al saber que el dinero había sido enviado sin problemas a través de la Western Unión. Ahora solo faltaba saber si la agencia era formal y me daba el dinero.

No pude desayunar por el cerrajón de estómago sufrido estos días con lo que me dirigí a la agencia de viajes en ayunas a buscar mi dinero.
Llegue a la agencia a la hora que abren, las nueve, pero la jefa no llegó hasta las once.
Llovía a cantaros, me sirvieron un té con leche que me supo a gloria celestial.
Se entretuvo con mil asuntos que le tenían preparados los trabajadores mientras comprobaba que el dinero había llegado a buen puerto. Al principio juzgue que era desconsiderada conmigo pero luego me percaté que como las conexiones son tan lentas, ella iba trabajando mientras lentamente le llegaba por Internet la información que pedía.

Me pagaron los 678 dólares menos el 10% de la comisión. 500 euros era el tope que Western Unión deja enviar. Conecte con Marta desde allí vía mail con mucha paciencia por la increíble lentitud (nunca más me quejaré de que es lento en otros sitios, este sí que es lento) para que volviera a hacerme otra transferencia del mismo importe pero no se le permitió, no sé si han de pasar 24h o mas entre una y otra.

Recurrimos a Lluís para que fuera él quien hiciera en nuevo ingreso, estuvo a la altura de las circunstancias. No se demoró nada en hacerlo, fue exitoso tras una hora de espera por las conocidas y lentas comprobaciones informáticas.


A todo esto ya eran las tres de la tarde. Sin desayunar, sin comer pero feliz de tener el medio de subsistencia llamado dinero.
Por fin la lluvia había cedido algo y me pude ir corriendo al hotel con la esperanza de poder coger el bus a Bagan esa misma tarde.


Todo por los pelos pero pudo ser. Había conocido a unos españoles en el hotel (que por fin pudo cobrar mi deuda de estos días) con los que compartí taxi para ir a la estación de autobuses que está lejísimos y encima con la lluvia había piscinas en medio de la carretera por lo que los coches tenían que desviarse haciéndose aún más difícil llegar.


Pero llegamos justo diez minutos antes de la salida, suficiente para proveernos de agua y algún paquete de galletas con el que paliar el hambre.
Mucha suerte tuvimos con el bus pues como iba medio vacío nos aposentamos en la parte de atrás teniendo un asiento libre al lado cada uno de nosotros para poder estirarnos las 9h que duró de trayecto.


Mis nuevos amigos son, Nacho que es periodista de la Tv asturiana, aunque ha ocultado su profesión al pedir la visa a la entrada en este país, su hermano Alfonso, ambos asturianos y Marco que es alemán.

Paró el autobús para la cena en la carretera. Nos dejo alucinados el sitio, parecía que habíamos llegado a Las Vegas. Lucecitas parpadeantes de colores por todas partes en los varios restaurantes que nos esperaban.
Con las galletas que había comido y viendo que allí eran comedores industrializados para el consumo masivo de los viajeros de los autobuses (habían por lo menos veinte autobuses aparcados con el mismo fin) preferí no arriesgarme y no cené así hice el día completo sin una comida decente, solo galletas. Mis amigos compraron una hamburguesa el más joven, unas palomitas el alemán y Nacho se conformó con una cerveza.
Uno de los restaurante tenia a todo un ejército de camareros /as vestidos de equipo de futbol creo que del Manchester.
Llegamos a las tres de la mañana a Bagan donde nos esperaban unos coche de caballo para llevarnos al hotel escogido.

Se acabó la pesadilla de estos cuatro días. Ahora empieza mi viaje por Birmania y pienso disfrutarlo.

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