jueves, 19 de julio de 2012

29/10/2011 Guardalavaca, todo incluido.


Ya estoy en la playa en uno de esos hoteles de todo incluido lleno de gordos sacando provecho.
Las instalaciones están muy bien y me habitación es espectacular, parece una suite con vistas al mar.
Esta mañana me ha venido a recoger Pupi con su amigo el taxista, se ha venido él también.
El taxi era de digno de residir en un desguace pues solo tenía la carcasa, por dentro nada recubría ni techo ni paredes ni suelo. Los asientos más o menos llevables y un lio de cables debajo del volante hacían pensar que llegar a destino sería un milagro.
El milagro se produjo y llegamos a buena marcha, los vehículos son viejos pero en ingenio cubano para mantenerlos vivos es infinito.
Me recogerán en tres días.
La mañana ha sido soleada y calurosa y por la tarde que es cuando tenía previsto ir un rato a la playa se ha nublado con pinta de tormenta que finalmente unos truenos, algún rayo cayendo al mar en el horizonte y a la media hora como si nada hubiese pasado.
Estamos en temporada baja y el hotel esta medio vacío (o medio lleno)lo que le da un aire de tranquilidad muy agradable. No quiero ni pensar como debe ser esta complejo hotelero tan grande a pleno rendimiento, un manicomio.
Me he dado la bienvenida pidiendo un mojito nada más llegar. Por cierto mi amigo de La Habana tenía razón desde que tomé el mojito ya no he vuelto a tener diarrea.
Siendo el mojito la bebida cubana más popular no entiendo porque tienen problemas de adquirir hierba buena si es una mala hierba y crece en todas partes y en cualquier condición. Podrían poner en los jardines de los hoteles hierba buena junto al césped y las flores, adorna mucho, da buen olor y no les faltaría para hacer la bebida nacional.
En la mayoría de sitios te dicen que no hay porque no tienen ese componente, que extraño.
La comida genial, pescado bueno y en la cena he tomado lo que sería la “carn d`olla” y también estaba muy bueno. Es bufet y está muy bien surtido.
Ha habido una hermosa puesta de sol que he contemplado desde la playa sentada en una mesa con una cerveza en la mano y pensando en la diferencia de sitios en los que he dormido. Desde tirada en el suelo con colchonetas y todos juntos en una sala a los hoteles más caros y sofisticados como el de Singapur.
Hay que vivirlos todos con la misma buena predisposición sean del color que sean. Ahora me toca lujo, lo apreciaré para que cuando me toque de tiradillo no me sienta desheredada de este mundo.

La velada me las prometía guay pues un piano de cola lidera la sala del hall pero me he quedado con un palmo de narices porque quien ha actuado ah sido un virtuoso de la guitarra eléctrica que me ha dejado sorda con sus habilidades y sonidos distorsionados que reconozco que tienen su valor pero no lo sé apreciar suficiente, hubiera preferido un poco de jazz al piano.

He acabado el día con una llamada a Georgina con la que he quedado para vernos en La Habana y otra a Juanito que no estaba, me han dicho que estaba en el trabajo, parece ser que los ministerios no cierran por la noche porque yo sepa él trabajaba en el de cultura y propaganda.


Aún me acuerdo en Varadero hace unos veinte años (o más) que vino Juanito a buscarnos al hotel con el coche oficial con chofer.
Nos metimos dentro siete u ocho del grupo amontonados.

Al final de la noche el chofer era el que llevaba la cogorza más grande conduciendo en contra dirección, menos mal que como no habían muchos coche y menos a esa hora no paso a mayores.
El chofer se le declaró a mi amiga Cristina que entre risas le decía que si se casaba con ella como pretendía que hacían con su mujer.

Acabamos todos en la playa nadando mientras amanecía.

Cansada de la musica estridente del guitarrista me he retirado a mi habitación dejando la discoteca para los marchosos (por lo que veo aquí de eso hay poco).

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