jueves, 19 de julio de 2012

29/8/2011 Khao Sam, la calle de los guiris, Bangkok



A Bangkok le han cambiado el nombre este mes de agosto, se llama Little Spanish mejor denominada por La Catalonia Oriental.

No se puede ir por la calle sin oír hablar español y sobre todo catalán.

Es una invasión solapada, una avanzadilla enviada por Zapatero para tomar este país a ver si así se arregla la economía del nuestro.


La calle de Khao Sam está en la zona mochilera por excelencia, en esa zona y concretamente en esa calle todo es o guiris o vendedores locales con la esperanza de satisfacer los deseos de los guiris por cuatro chavos.
En vista de que Andrés debe estar bien pues no me ha llamado, he quedado por facebook con Miguel que ha llegado esta tarde de Canchanaburi, ¡ que envidia¡ y yo aquí en la city chupando asfalto.
Como él se aloja en backpacker hemos quedado en la calle mochilera por antonomasia Khao Sam Rd.


He llegado por el río con tiempo suficiente para seguir disfrutando de las vistas de la ciudad desde allí.


He dejado mi cara prestada a una masajista que con un masaje y mascarilla me ha tenido una hora tumbada en una camilla en una sala colectiva donde otros turistas disfrutaban de los mismos placeres pero que al entrar me dio el pálpito de ser un tanatorio lleno de cadáveres en proceso de embalsamación ya que estaban estirados en camillas juntas y paralelas envueltos en una sábana, solo se les veía la cara……………….¡ qué cosas tiene la imaginación¡

Uno de ellos ha llamado mi atención, he estado a punto de hacerle una foto pero me he cortado. 
Era un barbudo, el pelo le cubría ¾ partes de la cara ¿cómo se puede hacer un masaje y mascarilla a una cara tan llena de pelos?

La mascarilla era de pepinos naturales cortados a rodajas y muy fríos. 
Me persiguen los pepinos donde quiera que voy y todo porque los odio. 
No me gustan ni el sabor ni el olor y llevo 5 meses que recibo mis platos de restaurante adornados con pepinos sea el país que sea.
Y ahora esto, aplastados contra mi cara oliendo a pepinos……..¡Puaf¡

La visita a la Wat Chanasongkhram que está en esa zona me ha entretenido hasta la hora que quedé con Miguel


Miguel está genial, se encuentra repuesto del todo de su gripe y con un humor excelente que rezuma optimismo por los poros.



Hemos contactado en una terraza con unos catalanes (faltaría más) súper simpáticos a pesar de ser él taxista. 
Al despedirnos le he prometido desclasificarlo de insecto (tengo a los taxistas en esa categoría) es la excepción que confirma la regla.
Luis es su nombre, guapo simpático, buena persona por las anécdotas que nos contaba del taxi, de la edad de mis hijos.
Loli ella, guapísima, joven y simpática, maestra de profesión. Hacen muy buena pareja.
Hemos cenado en una terraza donde un guitarrista nos deleitaba con música Beatles muy bien interpretada.
Mucho ambiente en el barrio, es casi tan entretenido como Las Ramblas en Barcelona.


Me he despedido de Miguel que mañana vuela a España para presentarse a unos exámenes del último curso de la UNET de Psicología, motivo por el que disfruta de un año de excedencia en el trabajo.

Estaba algo confuso con este viaje de vuelta pues le quedan tres meses de excedencia y piensa volver a Asia en cuanto acabe los exámenes para reanudar su vuelta al mundo.
Dice que en principio al no tener conciencia de fin del periplo le suena raro aparecer por España.

Le entiendo perfectamente pues yo me he planteado lo mismo, un paréntesis en mi viaje para ir a España a colocarme un implante y me da vértigo el pensarlo. La vuelta a casa requiere asimilarla mucho, más si es por corto tiempo.

Mañana vuela a España, también Andrés, espero poder desearle buen viaje.

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